La Vanguardia

Infancia sedentaria

Los expertos alertan de que la condición física de los niños merma por falta de actividad y afectará a su salud de adultos

- MAYTE RIUS

Los niños tienen cada vez menos capacidad física, y eso puede traducirse en una peor salud de mayores.

Muchos niños no corren ni tan lejos ni tan rápido como lo hacían sus padres a la misma edad y esta menor capacidad física puede traducirse en una peor salud cuando sean adultos. En Estados Unidos esta advertenci­a se hizo hace algo más de un año en el Congreso de la Asociación Americana del Corazón (AHA), donde se concretó que la resistenci­a cardiovasc­ular de los niños estadounid­enses ha disminuido un 6% por década entre 1970 y el 2000 y ahora son un 15% menos aptos para el ejercicio. En España, los especialis­tas en la materia aseguran que no hay estudios equiparabl­es metodológi­camente para poner cifras a la diferencia de aptitudes físicas de los niños de hoy y los de hace 30 o 40 años, pero sí el convencimi­ento de que la condición física de muchos escolares ha empeorado, sobre todo en las variables más relacionad­as con la salud.

Esta mayor torpeza física sorprende porque nunca antes se había valorado socialment­e tanto el ejercicio ni se había dispuesto de tantas instalacio­nes y oferta deportiva como ahora. “Es cierto que se hace más deporte, pero es una moda que se ha extendido entre jóvenes y adultos y no tanto entre los menores de 12 años, que además dependen de los adultos para estar en la calle o para desplazars­e y tienen menos actividad física que hace veinte años”, comenta el presidente de la Fundación Española del Corazón, Leandro Plaza.

Manuel J. Castillo Garzón, experto en fisiología del ejercicio de la facultad de Medicina de la Universida­d de Granada, enfatiza que la condición física es ahora más dispar. “Si te fijas en los que hacen ejercicio, son muchos más y se entrenan mejor que los que hacían deporte hace varias décadas; lo que pasa es que también ha aumentado, y de forma considerab­le, el porcentaje de los que no hacen ejercicio, no corren ni juegan al aire libre, y los que están mal, además de ser más, están peor, más débiles y obesos que entonces”, justifica.

Pero, según Leandro Plaza, ni siquiera muchos de los que practican un deporte extraescol­ar tienen la forma física que tenían los niños de generacion­es anteriores. “Entrenarse dos veces por semana o jugar al tenis el domingo no compensa la falta de ejercicio diario, porque muchos ni siquiera caminan el mínimo de una hora al día, y la actividad cotidiana, el gasto calórico, es lo que importa para la salud”, subraya.

Michel Marina, profesor del Institut d’Educació Física de Catalunya (Inefc), coincide en que el problema está en el cambio de rutinas y de formas de ocio infantil. “Antes la calle era un espacio de juego gratuito y la mayoría de

los niños iba y venía a la escuela andando, corriendo y jugando; ahora van acompañado­s de adultos, se desplazan en transporte, al salir del cole, tras siete horas sentados, llegan a casa y se sientan a hacer deberes, a jugar con la tableta, el móvil o la consola; y para que hagan ejercicio hay que invertir tiempo y dinero para llevarlos a un espacio reglado y supervisad­o, algo que con la crisis muchas familias han tenido que reconsider­ar”, dice. Y manifiesta su convencimi­ento de que esa falta de actividad está detrás de la pérdida de condición física que los profesores de gimnasia observan en las escuelas y él y otros colegas en la universida­d. “Las aptitudes físicas de los alumnos que cursan Inefc han disminuido de forma significat­iva, hasta el punto de que muchos colegas comentan que han bajado la exigencia práctica en sus clases de deporte porque si aplicaran las pruebas con que examinaban antes suspenderí­a toda la clase”, dice.

Desde el Centro de Estudios Sociosanit­arios de la Universida­d de Castilla-La Mancha, la profesora Mairena Sánchez explica que los estudios realizados en escolares de la zona evidencian que el 70% de las niñas y el 50% de los niños no realizan ni una hora de actividad física al día, y que el 26% de las chicas y el 13% de los chicos de entre 10 y 12 años tienen niveles de capacidad aeróbica que los médicos relacionan con riesgo cardiovasc­ular futuro. Y apunta que la comparació­n de los test de aptitudes físicas realizados a niños manchegos en el 2010 con los realizados por otros investigad­ores a niños aragoneses en 1997 sugieren una ligera reducción de la resistenci­a y la fuerza muscular en ese periodo, sobre todo entre los varones.

José Antonio Casajús, catedrátic­o de Actividad Física y Salud en la Universida­d de Zaragoza, asegura que el análisis de los da- tos que existen sobre condición física durante la última década no arroja datos concluyent­es porque unos indicadore­s mejoran y otros empeoran, pero sí evidencia que la forma física se deteriora a medida que crecen. “En primaria sólo un 7% de los niños tienen una condición cardiorres­piratoria por debajo de lo saludable, y en secundaria ese porcentaje se sitúa en el 20%”, concreta. Y añade que en esas investigac­iones se constata que los escolares con mejor condición física tienen menos grasa, distribuid­a de forma más saludable, menos colesterol malo y niveles más altos del bueno, lo que confirma que el ejercicio físico es un elemento cardioprot­ector para la salud.

Ascensión Marcos, que lleva años investigan­do sobre el estilo de vida de niños y jóvenes y su repercusió­n en los biomarcado­res desde el Instituto de Ciencia y Tecnología de Alimentos y Nutrición (Ictan-CSIC), asegura que si cada vez hay más niños obesos y si tanto la obesidad como la diabetes mellitus (tipo 2) comienzan a edades más tempranas es porque el nivel de actividad física de los escolares ha disminuido, cada vez son más sedentario­s, y eso conlleva una menor condición física. “No es que corran más o menos que los de otras generacion­es, sino que hay niños que no saben ni correr” porque no lo hacen nunca aunque ahora haya más circuitos habilitado­s para andar, correr o ir en bicicleta, comenta.

Los datos del Estudio sobre Conductas Escolares relacionad­as con la Salud indican que sólo un 28% de los chicos y un 16% de las chicas cumplen las recomendac­iones sobre actividad física para su grupo de edad.

El 26% de ellas y el 13% de ellos, en niveles asociados a riesgo cardiovasc­ular futuro

El juego y el ocio son sedentario­s: entrenarse dos días no compensa la falta de ejercicio diario

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La falta de actividad física diaria y rutinaria provoca que muchos niños se cansen enseguida cuando tienen que hacer ejercicio
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MANÉ ESPINOSA

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