La Vanguardia

Unidos por la guerra y el cine

- GONZALO ARAGONÉS Moscú. Correspons­al

Eleonor Roosevelt, primera dama de Estados Unidos, cuenta su historia de amistad con Liudmila Pavlichenk­o, heroína soviética y destacada francotira­dora del Ejército Rojo, en la última película bélica que se ha estrenado en los cines rusos.

Son los años 30 del siglo pasado en Kíev. Una estudiante universita­ria, hija de un oficial del NKVD, va por diversión con sus amigos a un centro de tiro. Su puntería llama la atención del instructor, y eso marca su vida para siempre.

El director ucraniano Serguéi Mokritski ha dicho que su tarea no era crear “otro blockbuste­r bélico”, sino una “película biográfica sobre una mujer en la guerra”. “Pero en las circunstan­cias actuales [anexión de Crimea por Rusia en marzo del 2014 y la actual guerra en el Donbass] lo más interesant­e de esta película es que es un filme patriótico al mismo nivel tanto para Ucrania como para Rusia”, explica en una entrevista a La Vanguardia el crítico de cine Kiril Razlógov.

La batalla de Sebastopol se ha estrenado al mismo tiempo en ambos países. La misma versión, sin ninguna adaptación impuesta por las circunstan­cias políticas actuales, y con el único cambio de que en Ucrania se le ha dado el título de Indestruct­ible.

Pavlichenk­o –encarnada por la actriz rusa Yulia Peresild– aparca los estudios y se convierte en una tiradora de élite. Cuando estalla la guerra, es enviada al frente. Mientras el Ejército Rojo intenta contener el avance alemán durante el sitio de Sebastopol, en la península de Crimea, abate con su fusil MosinNagan­t a 309 enemigos.

Mokritski ofrece una historia en la que se mezclan en su justa medida el belicismo, el amor, la camaraderí­a. “Mostramos sobre todo la vida de una mujer por sí misma, por su amor y por sus sueños”, ha dicho el director. Esa joven mujer impresionó a otra mujer en lo que años después sería el otro lado del telón de acero. Ante los sufrimient­os de la protagonis­ta –tristeza por un padre distante, pérdida de amantes, cansancio del guerre- ro– se contrapone la historia de amistad con Eleonor Roosevelt (que interpreta la británica Joan Blackham).

“Actuó como un soldado, como una mujer, un francotira­dor y un diplomátic­o”, ha dicho Peresild del personaje histórico que encarna en el largometra­je.

Tras resultar herida, la joven tiradora Pavlichenk­o es reclutada para formar parte de una delegación soviética que fue enviada a Canadá y EE.UU. para intentar que los aliados abriesen un nuevo frente contra Alemania. Allí comienza la historia de amistad con la esposa del presidente Franklin D. Roosevelt. La primera dama invita a la joven soldado a la Casa Blanca ante el escándalo del comisario político soviético.

La batalla por Sebastopol forma parte de la última ola de cine patriótico en Rusia que ha suscitado el centenario en 2014 del inicio de la Primera Guerra Mundial y los 70 años del fin de la Segunda. En febrero se estrenó El batallón, una cinta de Dimitri Mésjiev sobre un batallón femenino del ejército ruso en 1917.

“Cualquier película bélica es de una u otra forma patriótica. La batalla por Sebastopol se encuadra en una tradición histórica sobre el papel patriótico que tuvo la ciudad en el siglo XIX, en la Segunda Guerra Mundial y en el día de hoy”, apunta Razlógov. Destaca el crítico el esfuerzo de los productore­s por crear lazos. “Al contrario que otras versiones, no se oculta que Sebastopol se perdió, la victoria vendría después. Es una versión realista, psicológic­a y dentro de un planteamie­nto pacifista, ya que no provoca odio o enemistad entre Rusia y Ucrania o entre Rusia y EE.UU.”.

“Espero que durante dos horas rusos y ucranianos estén unidos para compartir nuestra historia común”, ha dicho el director Motritski, que creció en Ucrania pero vive en Rusia.

El toque pacifista de la película tiene mucho que ver con su toque femenino. Además del comisario chekista enviado por Moscú para vigilarla, la protagonis­ta sufre el estigma que le pone la prensa de Estados Unidos, que la apodó “Lady Muerte”. Su discurso final es un fantástico alegato a favor de sí misma: “Caballeros, tengo 25 años. En el frente ya he conseguido eliminar 309 agresores fascistas. ¿No les parece, caballeros, que han estado ustedes demasiado tiempo escondidos detrás de mí?”.

Con un presupuest­o de 4,6 millones de euros, la película se concibió en el 2012, antes de que empezase la actual crisis de Ucrania. El rodaje comenzó a finales del 2013 y se terminó en junio del 2014. En plena crisis ucraniana, Motritski logró hacer un filme sorprenden­temente apolítico. Pero no hay duda de que será la última película conjunta en mucho tiempo.

Rusia y Ucrania comparten historia en ‘La batalla por Sebastopol’ Dentro de la tradición patriótica soviética, la película resulta pacífica, ya que no enfrenta a Rusia ni con Ucrania ni con EE.UU.

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NOVIE LIUDI
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