La Vanguardia

El acusado de matar a su exnovia de 14 años en Tàrrega confiesa el crimen

- JAVIER RICOU

José Michel de los Ángeles confesó ayer ser el autor de las puñaladas que acabaron con la vida de su novia de sólo 14 años el 7 de octubre del 2014 en Tàrrega. Pero el joven, que entonces tenía 18 años recién cumplidos, en su declaració­n en la Audiencia de Lleida no atinó a explicar cómo se desencaden­aron los hechos. “Recuerdo que la apuñalé, pero no sé cómo”, respondió José Michel a preguntas del fiscal en la primera sesión del juicio por este crimen con tintes machistas.

José Michel está en prisión desde el mismo día de los hechos y ahora se enfrenta a una petición de pena de 25 años por un delito de asesinato con traición y ensañamien­to. La defensa solicita ocho años al estimar que se trata de un delito de homicidio.

Alba, la víctima de José Michel, recibió más de una decena de puñaladas. Fue la cara factura pagada por esta menor, sostienen las acusacione­s, por haber roto la relación con su novio, cuatro años mayor que ella. Aunque él aseguró ayer ante el tribunal que le juzga en la Audiencia de Lleida que no es machista. Y negó, asimismo, que aquel día acudiera al domicilio familiar de Alba con la intención de acabar con su vida. Según la versión del acusado visitó a la menor para convencerl­a de retomar la relación. José Michel había llegado a vivir una temporada en la casa de Alba, como si fuesen una pareja, con el consentimi­ento de la madre de la menor.

Durante su declaració­n, el inculpado apenas levantó la vista, en algunos momentos rompió a llorar y no quiso mirar el machete con el que cometió el brutal crimen. Aseguró, eso sí, que esa arma no la llevó cuando fue a visitar a Alba. “Estaba en su casa, en un armario”. José Michel afirmó que nunca había pegado antes a su joven novia, pero ese día una vez iniciado el ataque en la casa de la menor no paró hasta que com- probó que Alba estaba muerta.

Cometido el crimen, el joven de Tàrrega abandonó el domicilio de su novia y se dirigió a la casa de sus padres. Allí se duchó y se cambió de ropa. Dejó las prendas manchadas de sangre en una bolsa y guardó el machete utilizado en el crimen. Más tarde se encontró con su padre por la calle y ambos se dirigieron entonces a la Comisaría de Mossos de Tàrrega –ya había trascendid­o la noticia de la muerte de Alba– para entregarse, pero hasta ayer no admitió que la había matado. El juicio, cuya víctima es la más joven de la lista de crímenes machistas cometidos en España, continuará hoy en la Audiencia de Lleida.

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