El mercado de segunda mano facilita la compra de “armas impulsoras”
“Construir una ballesta es más sencillo que construir la maqueta de un barco”, apuntan armeros especialistas en arcos deportivos, que, en su caso, no precisan licencia de armas, sólo se recomienda estar federado. En cambio, la venta de ballestas como la que utilizó el joven en el instituto Joan Fuster está muy controlada y se restringe a las armerías homologadas, pero no hay control sobre los mercados de segunda mano y mucho menos si se fabrican artesanalmente.
Comprar una ballesta usada no es difícil, ya que existe un extenso mercado de segunda mano al tratarse de armas de uso fácil, al contrario que los arcos. El precio oscila entre los 250 y los 700 euros dependiendo de la gama escogida, que se diferencia por la potencia de disparo. En este caso, los vendedores, en una transacción privada, estarían obligados a exigir el permiso de armas o la documentación identificativa del comprador, como es preceptivo si se adquiere en una armería homologada.
En España, según informa la Guardia Civil, competente en el control de armas, la legislación vigente cataloga las ballestas como armas impulsoras, lo que obliga a sus usuarios a disponer del permiso de armas tipo E de séptima categoría, la misma licencia que para escopetas del calibre 12. Cada ballesta legalizada debe disponer de su correspondiente guía de pertenencia, que al igual que la licencia se renueva cada cinco años.
La ley es clara en este aspecto: “Nadie podrá llevar ni poseer armas de fuego en territorio español sin disponer de la correspondiente autorización”. Las licencias de armas del tipo E, que engloba tanto las de fuego como las impulsoras, las conceden los delegados o subdelegados del Gobierno –jefes de Comandancia por delegación– y se restringen a la caza menor, debiendo ser visadas cada cinco años y anualmente para los mayores de 60 años. Para los menores de edad (14 a 18 años) los permisos de este tipo de armas los concede el director general de la Guardia Civil, a través de los comandantes de puesto, y para los menores de edad restringe su uso a la caza o a las competi- ciones deportivas de categoría júnior. Los menores deben ir siempre acompañados de una persona mayor de edad con licencia, que se haya comprometido a vigilarle. En el caso de que la ballesta sea de fabricación artesanal, también debería estar regulada por la misma legislación, que en este caso no establece diferencias en la homologación de este tipo de armas.
Hacerse con una ballesta está al alcance de cualquiera. En internet hay páginas que aportan planos detallados de su construcción y el material necesario, que se puede encontrar en las tiendas habituales de bricolaje. Para construir una réplica de una ballesta medieval basta con un trozo de madera para la culata, cinta elástica, hilo de nailon encerado, resortes, tornillos, tuercas, piezas de acero y seguir las instrucciones.
La tenencia de ballestas está regulada por ley y es preciso disponer de licencia tipo E