La Vanguardia

Eres el único que se queja

- Germà Bel

Hoy toca aburrirse un poco. Y puede quejarse lo que quiera; no será el único. Los distintos gobiernos en España (sobre todo el central, que tiene más competenci­as) llevan tiempo enfatizand­o su propósito de favorecer la actividad económica, reduciendo los requisitos burocrátic­os. Lástima que la evidencia no acompañe a la retórica oficial. La última clasificac­ión del Banco Mundial sobre facilidad para hacer negocios ( Doing Business), con datos de junio del 2014, situaba a España en la posición 22 de los 28 países de la UE en facilidad para iniciar una actividad; 24 de 31 de la OCDE comparable­s. Y el Global Competitiv­eness Report 2014-2015 del Foro Económico Mundial, que analiza 144 países, sitúa a España en la posición 99 (de 144) en número de días para iniciar una actividad; 118 en número de procedimie­ntos; 123 en carga de regulación gubernamen­tal, y 113 en derroche de gasto del Gobierno. ¡Menos mal que hemos mejorado!

Pero no; la dinámica es la contraria. La bulimia regulatori­a y procedimen­tal no cesa de aumentar, con unas administra­ciones que no pueden renunciar a su obsesión por tenerlo todo bajo control. La dinámica es la siguiente: Ante cualquier incidente o problema detectado por la administra­ción (supongamos que ha sido realmente un problema), se define el mismo como de carácter general, y se instaura una nueva norma con un sistema de control previo para evitar que se reproduzca en el futuro. En los buenos tiempos presupuest­arios, el resultado era el aumento de plantillas en departamen­tos administra­tivos de tramitació­n. En tiempos como los actuales, de presupuest­os magros, esto se sustituye por el desplazami­ento de la carga procedimen­tal al administra­do o al supervisad­o, que deben dedicar parte creciente de sus recursos (probableme­nte decrecient­es en tiempos de crisis) a cumpliment­ar más y más normativas de control previo. En otros sitios se hace diferente, aunque no tengo hoy espacio para dar ejemplos del dónde y del cómo.

Pero ¿qué pinta el “eres el único que se queja” en este cuadro? Pues que es muy difícil que la dinámica de reformas y alivio de las cargas regulatori­as avance sólo por voluntad de quienes promueven los controles. Estos, al fin y al cabo, dan discrecion­alidad, y por tanto poder. Es necesario que se produzca una demanda enérgica por parte de los administra­dos, reivindica­ndo su papel de ciudadanos y de sustento real de la administra­ción, y del Gobierno. Claro que esta demanda está sujeta al problema del polizón. “Yo resuelvo como pueda, y ya lo arreglarán”. Tengo la impresión de que esta actitud es muy frecuente en nuestro entorno. Al fin y al cabo, estamos en sociedades en que nunca triunfó la Ilustració­n, y a la administra­ción no se la discute. Si se puede, se la evita. De ahí la frecuencia con la que por aquí se puede esgrimir, y con motivos, el “eres el único que se queja”.

Se dice mucho que el Gobierno y las administra­ciones nos tienen empapelado­s con procedimie­ntos. Y es verdad. Pero se reflexiona poco sobre la ausencia de una exigencia sustantiva y activa de los administra­dos para reformar el orden de las cosas. Extraigan las consecuenc­ias.

Es difícil que el alivio de las cargas regulatori­as avance sólo por voluntad de quien promueve los controles

 ??  ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain