La Vanguardia

El ‘contable de Auschwitz’ admite culpa moral en el asesinato de judíos

Oskar Gröning, de 93 años, está acusado de complicida­d en 300.000 muertes

- MARÍA-PAZ LÓPEZ

Por edad, el de Gröning podría ser uno de los últimos procesos por crímenes nazis en Alemania

Apodado por la prensa el contable de Auschwitz, Oskar Gröning, un nonagenari­o alemán que nunca ha ocultado que fue vigilante en el campo de exterminio nazi de Auschwitz-Birkenau, admitió ayer su “culpabilid­ad moral” en el asesinato de deportados. Lo hizo en el primer día de su juicio ante el tribunal de Lüneberg, en el norte del país, que celebrará audiencias hasta el 29 de julio.

“En mi opinión, no hay ninguna duda de que participo de la culpabilid­ad moral –dijo Gröning, dirigiéndo­se a los jueces–. Respecto a la responsabi­lidad penal, ustedes decidirán”. También pidió perdón a los supervivie­ntes y a las familias de las víctimas.

El juicio arrancó entre gran expectació­n, por la posibilida­d de que sea uno de los últimos procesos por crímenes nazis, debido a la avanzada edad de verdugos y de supervivie­ntes que puedan testificar. Si Gröning es hallado culpable, podría ser condenado a entre tres y quince años de cárcel.

La fiscalía de Hannover le acusa de “complicida­d en el asesinato de al menos 300.000 personas”. Aunque el acusado estuvo en Auschwitz, en la Polonia ocupada, entre 1942 y 1944, el número de cargos procede del número estimado de personas que murieron allí gaseadas entre el 16 de mayo y el 11 de julio de 1944, en la llamada Ungarn-Aktion, el dis- positivo de deportació­n y asesinato de judíos húngaros.

Gröning –que tiene ahora 93 años– llegó a Auschwitz con 21 como integrante de las SS, y fue asignado a los andenes. Su tarea era retirar los equipajes de los que llegaban para que, según iban arribando trenes con nuevas futuras víctimas, estas no sospechara­n y se dirigieran con calma hacia las supuestas duchas. Luego, Gröning contaba el dinero y otros bienes sustraídos, que eran enviados a la central de las SS de Berlín. La acusación sostiene que Gröning “ayudó al régimen nazi a obtener beneficio económico de los asesinatos en masa”, y que era consciente de quiénes iban a morir, al asistir a la selección de los juzgados aptos para trabajar.

La cuestión radica, pues, en la complicida­d en la perpetraci­ón de los crímenes, y no sólo en su ejecución. Los crímenes nazis no prescriben en Alemania, pero antes del 2011 la justicia germana apenas perseguía a los guardias de los campos pues era muy difícil hallar pruebas directas que les incriminar­an. El vuelco jurídico vino con la condena ese año del estadounid­ense de origen ucra- niano John Demjanjuk –vigilante en el campo de Sobibor (Polonia)– por complicida­d en el asesinato de 27.000 judíos. A falta de testigos, el tribunal de Munich estimó que haber trabajado en Sobibor hacía a Demjanjuk cómplice.

Lo inusual de Gröning es que nunca escondió su paso por Auschwitz. En el 2005 relató en una entrevista al semanario Der Spiegel cómo vio a un hombre de las SS matar a un bebé estrellánd­olo contra un vagón. También habló a la BBC británica. Su argumento es que trató con la prensa para acallar a los negacionis­tas.

 ?? RONNY HARTMANN / AFP PHOTO ?? Oskar Gröning, en una pausa ayer durante el primer día de su juicio ante el tribunal de Lüneberg
RONNY HARTMANN / AFP PHOTO Oskar Gröning, en una pausa ayer durante el primer día de su juicio ante el tribunal de Lüneberg

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain