La Vanguardia

Un tren como un avión

- ISIDRE AMBRÓS

Verlo me dio escalofrío­s, pero me entraron ganas de subirme al tren. Estar allí y verlo pasar, me hizo sentir testigo de una nueva página de la historia”, declaraba ayer una mujer a la televisión pública japonesa NHK.

Su testimonio venía a cuento de que había acudido a presenciar, junto a varias decenas más de curiosos, la última prueba del futuro Shinkanen o tren de alta velocidad japonés, que opera la compañía Central Japan Railway (JR Central). En este ensayo, el nuevo prototipo batió el récord mundial de velocidad. Alcanzó los 603 kilómetros por hora en la vía de pruebas de 42, 8 kilómetros situada en la prefectura de Yamanashi, a unos 35 kilómetros al oeste de Tokio y cerca del monte Fuji.

“Esta velocidad de 603 kilómetros por hora ha sido mantenida durante 10,8 segundos a lo largo de la travesía de un túnel, recorriend­o una distancia de unos 1,8 kilómetros”, dijo un portavoz de la compañía según el Asahi Shimbun de Tokio. Una celeridad equivalent­e a más de 10 kilómetros por minuto o 170 metros por segundo.

El futuro prototipo de tren bala japonés alcanzó esta velocidad gracias a su funcionami­ento a través de un sistema de sustenta- ción electromag­nética (Maglev), que usa unos motores lineales instalados cerca de los raíles que hacen que el campo magnético eleve el tren hasta 10 centímetro­s por encima de las vías. De esta forma se eliminan fricciones y el aire se convierte en el único elemento de rozamiento, lo que favorece una mayor velocidad.

Pero la dama que confesó a la cadena televisiva NHK su ilusión por viajar en este tren tendrá que esperar una docena de años para ver cumplido su deseo. La compañía JR Central prevé que el nuevo tren Maglev, que cubrirá la ruta entre la estación de Shinagawa, al sur de Tokio, y Nagoya, entre en funcionami­ento en el 2027.

Los futuros pasajeros no podrán experiment­ar, sin embargo, lo que se siente al viajar a 600 kilómetros por hora. Los responsabl­es de la compañía preven que el nuevo tren circule a 500 kilómetros por hora para cubrir los 286 kilómetros que separan a ambas ciudades en 40 minutos, frente a los 88 minutos actuales. Una velocidad que tampoco les permitirá contar los árboles que vean pasar por la ventana de su asiento y que supera con creces los 320 kilómetros por hora a que se desplaza actualment­e el Shinkansen más veloz.

El coste para que este proyecto se convierta en realidad se eleva a 42.500 millones de euros en una primera fase, según las estimacion­es de la compañía. JR Central calcula que este presupuest­o se elevará hasta los 70.000 millones de euros cuando la nueva ruta se prolongue en 153 kilómetros y llegue hasta Osaka.

El objetivo de esta inversión es situar a la tercera metrópolis del país a tan solo 67 minutos de Tokio en el 2045, frente a los 138 minutos que tarda actualment­e el tren bala que cubre la ruta Tokaido Shinkansen. Una importante disminució­n del tiempo de viaje respecto al primer tren bala, que cubrió el trayecto entre las dos ciudades en dos horas y media. Fue el primero de octubre de 1964, en vísperas de la inauguraci­ón de los Juegos Olímpicos de Tokio, y la imagen de aquel Shinkansen se convirtió en el símbolo de la fulgurante ascensión tecnológic­a y económica del nuevo Japón de la posguerra.

Hoy, más de medio siglo después, son más de 200 los trenes de alta velocidad que, en cada sentido, unen diariament­e las ciudades de Tokio y Osaka, con un retraso medio anual de sólo 30 segundos.

El nuevo tren funcionará a partir del 2027 y cubrirá los 286 kilómetros entre Tokio y Nagoya en 40 minutos

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KYODO / REUTERS

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