El planeta se llena de basura
La ONU da la alerta: casi 42 millones de toneladas de residuos electrónicos
El crecimiento de la basura electrónica adquiere niveles alarmantes. Montañas de estos desechos se acumulan en numerosas partes del planeta. La población mundial generó el año pasado 41,8 millones de toneladas de desechos eléctricos y electrónicos (lavadoras, microondas, lavavajillas, ordenadores, móviles), según un informe de la Universidad de las Naciones Unidas (UNU). El documento revela que estos desechos crecen a un ritmo de dos millones de toneladas al año. Se espera que se incremente en un 20% y que alcance los 50 millones de toneladas en el año 2018.
El estudio alerta de que sólo el 15,5% de estos materiales se están reciclando o reutilizando, lo que supone la pérdida de un verdadero yacimiento de recursos que potencialmente pueden convertirse en materiales aprovechables. Los ma- teriales que contienen estos residuos, incluyendo oro, plata, hierro y cobre, tienen un valor cifrado de 48.000 millones de euros.
Entre los recursos que escondía esta basura electrónica, se pueden contabilizar 16.500 toneladas de hierro y acero, 1.900 toneladas de cobre o 300 toneladas de oro (equivalente al 11% de la producción en el año 2013), valoradas en 10.400 millones de dólares. El oro es un metal pesado usado en los dispositivos electrónicos porque es un buen conductor de electricidad no corrosivo.
Pero uno de los problemas asociados a estas montañas de residuos en rápido crecimiento es que contienen alarmantes cantidades de sustancias peligrosas para el medio ambiente, entre ellas, unas 4.400 toneladas de gases dañinos para la capa de ozono, y 2.200 toneladas de pantallas de vidrio con plomo (y que pesan más que el equivalente al Empire State Building).
Además, los metales pesados y otros productos químicos habi- tualmente presentes en los equipos técnicos y electrónicos (mercurio, cadmio o berilio) pueden filtrarse en el subsuelo y alcanzar las reservas de agua, de manera que si son ingeridos pueden ocasionar daños en los riñones o el hígado y afectar incluso al desarrollo mental de las personas.
Estados Unidos encabeza la generación de basura electrónica, con 7,1 millones de toneladas en el 2014, seguido de China, con 6 millones, con lo que estos dos países aportan el 32% del total mundial. Les siguen Japón, Alemania e India. Sin embargo, la lista de principales productores atendiendo a la generación per cápita la capitanean las naciones más prósperas del norte y del oeste de Europa, con Noruega (28 kilos de desechos por habitante y año), Suiza, Islandia, Dinamarca y Gran Bretaña al frente.
David Malone, subsecretario de la ONU y rector de la UNU (con sede en Tokio), ha recordado que “en todo el mundo la basura electrónica es una valiosa ‘mina urbana’, un gran yacimiento potencial de materiales reciclables. Pero, al mismo tiempo, el contenido peligroso de los desechos electrónicos constituye una mina tóxica que debe ser manejada con cuidado extremo”. “Gran parte de los desechos elec- trónicos no se recogen ni tratan de forma ambientalmente racional”, sentencia.
Los investigadores han afirmado que el consumo insaciable de apa- ratos electrónicos y electrodomésticos con ciclos de vida muy cortos es el principal factor impulsor de esta avalancha de basura electrónica. Su aumento es paralelo a un ansia consumista que hace que muchas veces los ciudadanos no estén dispuestos a mantener el viejo producto cuando aparece en el mercado uno nuevo o surge una mera innovación añadida, a pesar de que el viejo aparato puede seguir funcionando perfectamente.
Un estudio elaborado en Gran Bretaña por Wrap, entidad dedicada al fomento del reciclado que cuenta con respaldo del Gobierno británico, concluyó que el 23% de los residuos de aparatos eléctricos y electrónicos recogidos en puntos céntricos estaba en buen estado de funcionamiento o requería sólo una pequeña reparación. El estudio sostiene que el nivel de reciclado o reutilización alcanzaría las 6,5 millones de toneladas.
La investigación de la UNU ha descubierto que los equipos desechados no suelen ser teléfonos móviles u ordenadores, sino que la
mayoría de aparatos (un 60%) son grandes y pequeños electrodomésticos y equipos de oficina y del hogar. Los expertos consideran que los países de la Unión Europea están perdiendo la oportunidad de garantizar que el anhelo que muestra el consumidor por dar durabilidad a los materiales dé como resultado una industria de reciclaje próspera.
La alerta crece al observar cómo los productos eléctricos y electrónicos pueden tener una vida excesivamente corta. “No debemos simplemente tratar de parar el consumo para minimizar la cantidad de residuos que se generan, sino asegurarnos también de que se recogen y se reciclan correctamente. Hay una oportunidad para crear puestos de trabajo y extraer esos recursos que se desechan en la actualidad”, señala Federico Magalini, investigador de la Universidad de las Naciones Unidas.
Mientras, los gobiernos europeos van tomando conciencia del transporte ilegal de estos desechos hacia países en vías de desarrollo en tanto que la justicia empieza a condenar la mala gestión de estos desechos en España. Ruediger Kuehr, uno de los autores del estudio, considera que muchos ciudadanos se muestran preocupados por la generación de residuos eléctricos y electrónicos, sin ser conscientes de que cuando se esconden juguetes o teléfonos móviles viejos en casa se evita un correcto reciclado. “El problema empieza en nuestro propio hogar”, señala.