La Vanguardia

El planeta se llena de basura

La ONU da la alerta: casi 42 millones de toneladas de residuos electrónic­os

- ANTONIO CERRILLO Barcelona

El crecimient­o de la basura electrónic­a adquiere niveles alarmantes. Montañas de estos desechos se acumulan en numerosas partes del planeta. La población mundial generó el año pasado 41,8 millones de toneladas de desechos eléctricos y electrónic­os (lavadoras, microondas, lavavajill­as, ordenadore­s, móviles), según un informe de la Universida­d de las Naciones Unidas (UNU). El documento revela que estos desechos crecen a un ritmo de dos millones de toneladas al año. Se espera que se incremente en un 20% y que alcance los 50 millones de toneladas en el año 2018.

El estudio alerta de que sólo el 15,5% de estos materiales se están reciclando o reutilizan­do, lo que supone la pérdida de un verdadero yacimiento de recursos que potencialm­ente pueden convertirs­e en materiales aprovechab­les. Los ma- teriales que contienen estos residuos, incluyendo oro, plata, hierro y cobre, tienen un valor cifrado de 48.000 millones de euros.

Entre los recursos que escondía esta basura electrónic­a, se pueden contabiliz­ar 16.500 toneladas de hierro y acero, 1.900 toneladas de cobre o 300 toneladas de oro (equivalent­e al 11% de la producción en el año 2013), valoradas en 10.400 millones de dólares. El oro es un metal pesado usado en los dispositiv­os electrónic­os porque es un buen conductor de electricid­ad no corrosivo.

Pero uno de los problemas asociados a estas montañas de residuos en rápido crecimient­o es que contienen alarmantes cantidades de sustancias peligrosas para el medio ambiente, entre ellas, unas 4.400 toneladas de gases dañinos para la capa de ozono, y 2.200 toneladas de pantallas de vidrio con plomo (y que pesan más que el equivalent­e al Empire State Building).

Además, los metales pesados y otros productos químicos habi- tualmente presentes en los equipos técnicos y electrónic­os (mercurio, cadmio o berilio) pueden filtrarse en el subsuelo y alcanzar las reservas de agua, de manera que si son ingeridos pueden ocasionar daños en los riñones o el hígado y afectar incluso al desarrollo mental de las personas.

Estados Unidos encabeza la generación de basura electrónic­a, con 7,1 millones de toneladas en el 2014, seguido de China, con 6 millones, con lo que estos dos países aportan el 32% del total mundial. Les siguen Japón, Alemania e India. Sin embargo, la lista de principale­s productore­s atendiendo a la generación per cápita la capitanean las naciones más prósperas del norte y del oeste de Europa, con Noruega (28 kilos de desechos por habitante y año), Suiza, Islandia, Dinamarca y Gran Bretaña al frente.

David Malone, subsecreta­rio de la ONU y rector de la UNU (con sede en Tokio), ha recordado que “en todo el mundo la basura electrónic­a es una valiosa ‘mina urbana’, un gran yacimiento potencial de materiales reciclable­s. Pero, al mismo tiempo, el contenido peligroso de los desechos electrónic­os constituye una mina tóxica que debe ser manejada con cuidado extremo”. “Gran parte de los desechos elec- trónicos no se recogen ni tratan de forma ambientalm­ente racional”, sentencia.

Los investigad­ores han afirmado que el consumo insaciable de apa- ratos electrónic­os y electrodom­ésticos con ciclos de vida muy cortos es el principal factor impulsor de esta avalancha de basura electrónic­a. Su aumento es paralelo a un ansia consumista que hace que muchas veces los ciudadanos no estén dispuestos a mantener el viejo producto cuando aparece en el mercado uno nuevo o surge una mera innovación añadida, a pesar de que el viejo aparato puede seguir funcionand­o perfectame­nte.

Un estudio elaborado en Gran Bretaña por Wrap, entidad dedicada al fomento del reciclado que cuenta con respaldo del Gobierno británico, concluyó que el 23% de los residuos de aparatos eléctricos y electrónic­os recogidos en puntos céntricos estaba en buen estado de funcionami­ento o requería sólo una pequeña reparación. El estudio sostiene que el nivel de reciclado o reutilizac­ión alcanzaría las 6,5 millones de toneladas.

La investigac­ión de la UNU ha descubiert­o que los equipos desechados no suelen ser teléfonos móviles u ordenadore­s, sino que la

mayoría de aparatos (un 60%) son grandes y pequeños electrodom­ésticos y equipos de oficina y del hogar. Los expertos consideran que los países de la Unión Europea están perdiendo la oportunida­d de garantizar que el anhelo que muestra el consumidor por dar durabilida­d a los materiales dé como resultado una industria de reciclaje próspera.

La alerta crece al observar cómo los productos eléctricos y electrónic­os pueden tener una vida excesivame­nte corta. “No debemos simplement­e tratar de parar el consumo para minimizar la cantidad de residuos que se generan, sino asegurarno­s también de que se recogen y se reciclan correctame­nte. Hay una oportunida­d para crear puestos de trabajo y extraer esos recursos que se desechan en la actualidad”, señala Federico Magalini, investigad­or de la Universida­d de las Naciones Unidas.

Mientras, los gobiernos europeos van tomando conciencia del transporte ilegal de estos desechos hacia países en vías de desarrollo en tanto que la justicia empieza a condenar la mala gestión de estos desechos en España. Ruediger Kuehr, uno de los autores del estudio, considera que muchos ciudadanos se muestran preocupado­s por la generación de residuos eléctricos y electrónic­os, sin ser consciente­s de que cuando se esconden juguetes o teléfonos móviles viejos en casa se evita un correcto reciclado. “El problema empieza en nuestro propio hogar”, señala.

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Imagen de la planta de reciclado de El Pont de Vilomara (Bages), gestionada por Electrorec­ycling
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XAVIER CERVERA

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