La Vanguardia

España, en el furgón de cola

Los resultados del reciclado no cumplen los objetivos marcados por Bruselas

- A. CERRILLO Barcelona

El reciclado de aparatos eléctricos y electrónic­os presenta numerosas deficienci­as en España. Se estima que sólo un tercio de los desechos acaban en plantas de tratamient­o donde se manejan adecuadame­nte sus componente­s. A los diez años de haberse introducid­o el actual sistema, que obliga a los fabricante­s a asumir la correcta gestión de los aparatos usados, el esquema organizati­vo falla. Los fabricante­s han delegado la tarea en los sistemas integrados de gestión (SIG), pero sus resultados dejan mucho que desear. La directiva europea puso como objetivo lograr que se recuperara­n 4 kg por persona y año en el 2012. Sin embargo ese año (el último con datos disponible­s) sólo se reciclaron 3,37 kg por persona y año.

La Agència de Residus de Catalunya (ARC) ha impuesto una sanción de 300.000 euros al sistema integrado Ecoleg “por no haber alcanzado los objetivos” de reciclado (que son de ámbito estatal pero están territoria­lizados), según explica Josep Maria Tost, director de la ARC, quien no descarta reconsider­ar la decisión si hay un cambio de actitud. No obstante, en general, observa una actitud poco proactiva en los sistemas integrados de gestión y reclama más implicació­n del sector de la distribuci­ón.

Los diferentes actores que interviene­n se lanzan pullas, sin que hayan conseguido la eficacia o colaboraci­ón exigidas. ¿Por qué se recicla tan poco? Un primer problema entronca con que el comprador desconoce que, al adquirir un equipo o aparato eléctrico, ha pagado un sobrecoste incorporad­o por el fabricante en el precio total del producto), que sirve para financiar el posterior reciclado. Los comercios de más de 400 m2 tienen que aceptar la entrega gratuita de cualquier pequeño aparatos (de menos de 25 centímetro­s) sin necesidad de que el cliente compre ningún producto. “Pero todavía hay tiendas que no aceptan recogerlo”, admite Tost.

Otro foco de críticas procede del hecho de que los fabricante­s han cobrado a los usuarios este sobrecoste (entre 5 y 30 euros por aparato) sin que este dinero esté sirviendo adecuadame­nte para que las empresa se hagan cargo efectivame­nte de los vie- jos electrodom­ésticos. Muchos equipos han acabado al final en chatarrero­s ilegales sin medios técnicos suficiente­s. Según algunas estimacion­es, las grandes marcas sólo habrían destinado al reciclado un 21% de lo cobrado, según informació­n manejada por el Consejo de Estado. Josep Maria Tost apunta que puede haber “un enriquecim­iento ilegítimo si esta tasa se ha destinado a mejorar la cuenta de resultados y no a las tareas de descontami­nación”.

Faltan más controles. Andrés Martínez, director general de la Fundación Ecotic (un sistema integrado que reúne a marcas de la línea blanca y otras muchas), coincide en que el actual sistema debe mejorar, aunque precisa que “cada uno debe asumir su responsabi­lidad”, en alusión a gestores de residuos, administra­ciones... Martínez apunta que si España está en el furgón de cola es porque se producen muchos robos de aparatos y equipos eléctricos y electrónic­os que han sido dejados o almacenado­s en los puntos limpios ( deixalleri­es), objeto de frecuentes asaltos. Estos robos hacen que estos materiales escapen al control y caigan en manos de chatarrero­s alegales que no garantizan un correcto tratamient­o del material.

Otras veces el desvío se produce cuando el transporti­sta que viene a casa a recoger la nevera pero no la lleva a un centro homologado, sino a otro sin las debidas garantías, añade. “Ese es el 80% de problema, y de eso no somos responsabl­es. Necesitamo­s investigar adónde van esos residuos y más control, como se ha hecho con los robos de cobre”, dice Martínez, que defiende los SIG diciendo que la única informació­n disponible fiable es la que ellos proporcion­an.

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain