Al rescate de Casas
El MNAC saca del olvido la obra de Gabriel Casas, fotógrafo vanguardista de la Barcelona de entreguerras
La Guerra Civil tuvo efectos devastadores en el ámbito de la fotografía. Muchos de sus representantes –fotoperiodistas y creadores excepcionales que en el periodo de entreguerras estuvieron conectados con las vanguardias europeas– fueron represaliados por el franquismo y posteriormente condenados al olvido. Y ahí siguen buena parte de ellos: el terreno de la fotografía está sembrado de tesoros ocultos. Muchos se encuentran en una suerte de limbo permanente que a estas alturas del siglo XXI resulta triste y sonrojante. Casi nadie conocía a Josep Brangulí o a Antoni Arissa hasta que recientemente la Fundación Telefónica los rescató de la zona de sombras en la que se encontraban. Y lo mismo podrá decirse a partir de ahora de Gabriel Casas (Barcelona, 18921973), a quien el MNAC, en una operación a tres bandas con el Arxiu Nacional de Catalunya y Obra Social La Caixa, le dedica su primera antológica: Gabriel Casas. Fotografía, información y modernidad (1929-1939).
Gabriel Casas i Galobardes fue uno de los más importantes representantes de la vanguardia fotográfica española del primer tercio del siglo XX. Un pionero de la Nueva Visión, ese movimiento que consideraba la fotografía como una práctica artística autónoma y propugnaba una nueva for- ma de mirar el mundo. De su producción se han salvado 20.000 imágenes. El resto fueron decomisadas en 1939 (principalmente las que tomó durante la contienda como fotógrafo para la Generalitat de Catalunya) o se fueron perdiendo en sucesivos traslados. El rescate del fondo, que fue depositado en el Arxiu Nacional de Catalunya (ANC) en 1995, no ha sido tarea fácil. El archivo se encontraba en el estudio de Sant Pere més Alt, traspasado con todo lo que había dentro al pintor Robert Llimós, que se convirtió así, de forma inesperada –o así lo entendió él– en su propietario. Después de arduas negociaciones con la hija del fotógrafo, Núria Casas, el fondo ingresó en el ANC. Ayer, en las horas previas a su jubilación (mañana), su director, Josep Maria Sans i Travé, expresaba su satisfacción por ver cumplida la promesa que le hizo a la familia de sacar a la luz y “poner en valor” la obra del fotógrafo. Pero, recordó, “tenemos más de cien archivos de fotógrafos y más de tres millones y medio de imágenes”, la mayoría por descubrir.
La antológica, que tiene como comisario a Juan Naranjo y reúne 120 imágenes, se centra en el periodo que va desde la Exposición Universal de 1929, momento en que se introduce en círculos de la vanguardia (se relaciona con artistas como Rafael Barradas, por cuya tertulia pasaron Lorca, Buñuel o Dalí), a 1936, cuando el régimen franquista le condenó a prisión y le denegó el permiso para ejercer de fotoperiodista. Como le sucedería a Centelles, a partir de ese momento sólo pudo ejercer en el ámbito industrial, la publicidad y los retratos. Hasta ahora su obra se había podido ver de forma parcial en exposiciones colectivas como Praga, París, Barcelona, también en el MNAC; Les avanguardes fotogràfiques a Espanya en la Fundació La Caixa,
La exposición es fruto de una operación a tres bandas, con el Arxiu Nacional y Obra Social La Caixa
o pequeñas monográficas, como la que se celebró en el Col·legi de Periodistes. Pero esta es la primera vez que se ofrece una visión de conjunto de su obra. Naranjo, que destaca la gran modernidad de un fotógrafo formado en una Barcelona que se había convertido en refugio de artistas (Picabia, Gleizes, Cravan o Robert y Sonia Delaunay), ha estructurado la muestra en cuatro ámbitos: sus trabajos para prensa, la Nueva Visión, fotografía social y retratos. El Casas fotoperiodista brilló especialmente en las páginas de Imatges, que se publicó semanalmente entre junio y diciembre de 1930, y donde a menudo sus imágenes acompañan a los reportajes de Irene Polo, como en la que aparece con Buster Keaton bromeando. Publicó también en La Rambla, Mirado, La Vanguardia... Casas muestra la vida diurna de los trabajadores en la calle y los interiores de los locales de ocio llenos de gente por la noche. Aspectos marginales (niños que viven en la calle) y de la vida moderna, con enfoques extraordinariamente atrevidos.
Represaliado por el franquismo, a partir de 1936 sólo pudo ejercer en el ámbito industrial y la publicidad