La clave es Iniesta
El Barcelona solventó la eliminatoria con una superioridad aplastante, pero tal como dije en el artículo anterior este PSG con los lesionados es mucho menos equipo que el Valencia de la pasada jornada de Liga.
Vimos, y creo que es vox pópuli, que el Barcelona que convence es el que consigue jugar en campo contrario. Por este motivo exigíamos que el staff técnico se rompiera la cabeza para obtener ese objetivo. En tiempos pa- sados instalarse en campo contrario se conseguía a través de la conducción de los centrales. Era un clásico que Piqué condujera la pelota hacia el centro del campo con un primer objetivo de que salieran hacia él los centrocampistas rivales, abandonaran la marca del centrocampista azulgrana y entonces Piqué le diera el balón a un medio barcelonista. Con este movimiento y como efecto colateral, la línea defensiva se acercaba a la del centro del campo. Y ahí, con el balón en campo contrario, la defensa adelantada y próxima a la media empezaba a establecerse la superioridad azulgrana. Ayer Luis Enrique exigió a su defensa –cuando el rival iniciaba su salida de balón– que jugara adelantada para que sus centrocampistas y delanteros pudieran presionar grupalmente. Y esa exigencia y planteamiento de Luis Enrique fue clave para la victoria del Barça. Pero yo creo que ayudó todavía más el planteamiento de Laurent Blanc. El exblaugrana es un entrenador al que le gusta que la salida de pelota sea exquisita, que no se rife ningún balón y se imponga la transición en corto. Pero eso se hizo por el centro, a una velocidad de caracol y con apenas mo- vimientos de los posibles jugadores que podían recibir el esférico. Sin soluciones, cada transición fue un drama para los franceses y un subidón de autoestima de los blaugrana. Y en ningún momento ni un balón en largo que quizás no hubiera servido para generar una ocasión de gol pero sí hubiera hecho que la defensa local se retrasara algún metro y con ello la eficacia de la presión azulgrana se hubiera debilitado. Sorprendente planteamiento de Blanc que pone en cuestión la capacidad a veces de los equipos europeos de calibrar las virtudes del Barça para poder defenderse de ellas y los defectos para sacar provecho.
Me encanta este papel que está ejerciendo Gerard durante esta temporada después de la acertada llamada de aten- ción de Luis Enrique. Porque el canterano ha cambiado el esmoquin de su fútbol por el mono y eso es algo muy raro en un jugador de sus características, lo más normal es buscar todavía más glamur que es lo que le ocurre a David Luiz.
Y esta actitud no nace para protegerse de unas posibles incapacidades, sino de la necesidad del equipo para que hiciera esa metamorfosis. Y puede que ahora como sucedió ayer, se vea algún despeje mal realizado o alguna acción en que llega a destiempo, pero eso es la consecuencia de ser un defensa que está pendiente de todo lo que sucede y que intenta poner remedio a las debilidades de su equipo.
Cuando el Madrid pierde a Modric, su jugador engarce, el Barça ve brillar al suyo
Iniesta. Creo que puede ser la clave de la temporada. Lo de ayer fue una actuación magistral con una jugada del primer gol que sólo pueden firmar algunos jugadores del mundo. Cuando hace una semana alguien me preguntaba sobre las posibilidades del Madrid y del Barcelona en la Liga, yo me decantaba por el primero, debido a que tenían en Modric un hombre que hacía jugar a todo el equipo. Enlazando la defensa con la delantera y de esta manera convirtiendo a once jugadores en todo un colectivo. Pero, cosas del fútbol, el croata ha desaparecido y parece que Iniesta empieza a encontrar su mejor forma. Y en esas circunstancias el equipo que tendrá el jugador que convertirá a sus compañeros en un equipo será el Barcelona.