Europa obliga a Tsipras a confiscar por decreto los recursos públicos
La eurozona renuncia a pactar con Atenas una lista de reformas dentro de plazo
La mano de la troika –ahora conocida por el eufemismo de ‘las instituciones’– está detrás del decreto presentado anteanoche por el Gobierno griego, que obliga a sus entidades regionales y locales a ceder todas sus reservas financieras al Estado central para facilitar su financiación.
Grecia “cumple así con lo que las instituciones han pedido a Grecia durante muchas, muchas semanas. Siempre está bien tener el dinero centralizado”, celebró ayer una alta fuente comunitaria en Bruselas tratando de restar importancia al decreto, que Atenas justificó por una necesidad de liquidez “extremadamente urgente e imprevista”. La iniciativa se había aplicado durante varias semanas de forma voluntaria, pero la penosa situación de las cuentas públicas griegas ha obligado al Ejecutivo de Alexis Tsipras a tomar medidas drásticas. El decreto será sometido hoy al Parlamento para su aprobación.
La iniciativa ha sido recibida como una confiscación o un robo por parte de algunos de los ayuntamientos y regiones afectados, que llaman a la rebelión y a no ceder a Atenas los fondos públicos al grito de “¡es nuestro dinero!”. El Gobierno confía en reunir así 3.000 millones de euros durante los próximos 15 días, una cantidad que le permitirá pagar 1,1 millones en sueldos públicos, 850 millones a la seguridad social y, con el resto, pagar los intereses de su deuda y la devolución de 746 millones de euros al Fondo Monetario Internacional el próximo 12 de mayo.
Atenas necesita de forma urgente estas reservas públicas ahora que ha quedado claro que tampoco este mes llegará más dinero euro- peo (y van muchos: el último desembolso se hizo el pasado mes de agosto). Las negociaciones para desbloquear la entrega de un nuevo tramo del rescate más que avanzar, renquean. Y el Eurogrupo ha asumido que no podrá pactar dentro de plazo –es decir, antes del 30 de abril– la lista de reformas económicas que Atenas debe adoptar para acceder a los fondos restantes del rescate, unos 7.200 millones.
La única fecha tope que ahora se tiene en mente para alcanzar un acuerdo, afirmaron las citadas fuentes, es el 30 de junio, el día en que expira el actual programa. “El hecho de marcarse plazos lleva a ciertos tejemanejes y a nerviosismos innecesarios, no lo repetiremos”, explicó la citada fuente. Las negociaciones, con todo, continúan y por parte europea se reconoce que el ritmo “se ha intensificado” en los últimos días pero también que aún se está “muy lejos” del acuerdo. El uso de ultimátums y recriminaciones por parte de la zona euro se ha revelado hasta la fecha como una estrategia totalmente ineficaz con Grecia.
Casi tres meses después de acceder a la jefatura de gobierno con la promesa de romper con la troika y sus políticas austericidas, Tsipras se encuentra con un Estado al límite de sus posibilidades financieras y unos interlocutores europeos cada vez más impacientes y firmes, pero continúa sin dar su brazo a torcer.
Las negociaciones seguirán esta semana al más alto nivel político esta semana. Primero, en Bruselas, con la reunión bilateral que Tsipras y la canciller alemana, Angela Merkel, mantendrán el jueves en los márgenes de la cumbre extraordinaria sobre inmigración que se celebrará en Bruselas. Y después en Riga, donde se reunirá el Eurogrupo y donde hasta hace unas semanas se esperaba que se pudiera llegar a un acuerdo con el Gobierno griego.
Con la aprobación del decreto que obliga a los organismos públicos a transferir sus reservas a una cuenta especial del Banco de Grecia, la situación financiera del país es ahora “bastante manejable, dentro de unos límites”, según fuentes diplomáticas europeas. Esto permite afrontar la prolongación de las negociaciones con menos temor que antes a una bancarrota incontrolada por parte de Grecia , pero no despeja otros riesgos. Por ejemplo, la continua salida de depósitos de los bancos del país, cada vez más dependientes de las líneas de emergencia del Banco Central Europeo para garantizar liquidez a sus clientes, una situación que puede llegar a requerir la puesta en marcha de medidas de control de capitales. De acuerdo con la agencia Bloomberg, el emisor central sopesa adoptar medidas para limitar su apoyo a la banca griega ante las crecientes dudas sobre su solvencia real. Entre tanto, el Gobierno de Tsipras mantiene todas sus opciones abiertas y está en conversaciones con Gazprom para permitirle el paso por su territorio un nuevo oleoducto. El acuerdo, según la prensa alemana, podría valerle un anticipo de 5.000 millones de euros a las arcas públicas griegas.
Algunas regiones y ayuntamientos afectados ven la medida como un robo y llaman a la rebelión