La Vanguardia

Crece la oposición a la reforma del Registro Civil

Registrado­res y funcionari­os de Justicia critican la medida

- ÓSCAR MUÑOZ

A tan sólo tres meses de su entrada en vigor, la oposición a la reforma de la gestión del Registro Civil va a más. Los funcionari­os y trabajador­es de la Administra­ción de Justicia, que, si se cumple el calendario previsto, el 15 de julio dejarán de prestar este servicio, intensific­an sus protestas contra la medida. Por su parte, los registrado­res de la propiedad y mercantile­s, a quienes se prevé encomendar esta función, ven el cambio precipitad­o, por lo que piden su retirada o su aplazamien­to. El tiempo apremia y el Ejecutivo negocia con estos últimos las condicione­s de este polémico traspaso.

El ministro de Justicia, Rafael Catalá, explicó la semana pasada en el Congreso de los Diputados que está dispuesto a escuchar alternativ­as a este nuevo modelo. Pero subrayó que “lo que no tiene ningún sentido hoy en día es que sean los jueces los encargados de un registro público” y aseguró que el Ejecutivo va a “trabajar por un Registro Civil público, gratuito, telemático y manteniend­o los puestos de trabajo de los funcionari­os que actualment­e se ocupan de esta función”. Catalá recordó que los registrado­res de la propiedad también “son funcionari­os públicos que dependen y están bajo la tutela del Ministerio de Justicia”.

“No somos partidario­s de asumir esta función, pero si no hay más remedio necesitamo­s más tiempo y recursos”, explicó ayer a La Vanguardia Luis A. Suárez, de- cano de los Registrado­res de la Propiedad y Mercantile­s de Catalunya. “No tenemos ni ley, ni reglamento, ni personal, ni sistema informátic­o ni financiaci­ón”, lamentó. Los órganos de gobierno de ámbito estatal de estos funcionari­os ya han expresado sus reservas ante la medida. Algunas de sus aso- ciaciones han ido más allá y se han posicionad­o en contra. Es el caso de la Francisco de Cárdenas, para la cual este cambio será “sumamente perjudicia­l para el interés público, pues implica la desnatural­ización tanto del Registro Civil como de los registros de la propiedad y mercantile­s”, ya que el primero se ocupa de hechos vitales de personas y estos últimos de asuntos económicos. La entidad teme que el coste que ocasione esta función se deba pagarse con recursos obtenidos por las actuales actividade­s de este colectivo, que no se financian vía presupuest­os públicos, sino mediante los aranceles que cobran a sus usuarios.

Los funcionari­os y trabajador­es de Justicia que se encargan del Registro Civil van a intensific­ar sus movilizaci­ones contra la reforma. Sus representa­ntes sindicales insisten en que la medida supone privatizar un servicio público que, si no se presta directamen­te desde la Administra­ción, requerirá el pago de tasas por parte de los particular­es. Esto quiere decir, a su juicio, que inscribir el nacimiento de un hijo, un matrimonio, una defunción o solicitar la nacionalid­ad española tendrán un coste que alguien deberá asumir directa o indirectam­ente.

El servicio que dan los juzgados se prevé encargar a los registros de la propiedad El Gobierno mantiene el 15 de julio para la entrada en vigor del cambio

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