El tridente del Barça exhibe su potencia ante el Getafe (6-0)
El líder ofrece todo un recital de goles de fantasía
La belleza se presentó en el Camp Nou. La belleza de Messi. De Suárez. De Neymar. De Xavi. La belleza del Barça, un equipo en modo apisonadora que sacudió al Getafe en un santiamén y que abusó del equipo madrileño en una primera mitad fenomenal. La belleza de un líder que ha conseguido que todo el mundo se suba ahora a su carro. Mejor tarde que nunca porque vale la pena admirarlo, aplaudirlo y disfrutar- lo, especialmente en noches de museo como la de ayer. Las palmas salen solas cuando Leo lanza un penalti al estilo del mítico Panenka. Cuando Suárez conecta una volea sencillamente perfecta que se clava en la portería o empala sin pensarlo otro tiro que hizo recordar aquellas crónicas que evocaban al legendario Paulino Alcántara, el Romperredes. O cuando Xavi se atreve desde la larga distancia y da en la diana. El equipo de Luis Enrique completó otro paso hacia el título de Liga y lo hizo divirtiendo, divirtiéndose y yéndose al descanso con un 5-0 en su primera parte más goleadora de esta Liga. Como hacía en sus tiempos el Barcelona de Guardiola. Ya sólo quedan cuatro estaciones, un último esfuerzo a la espera de lo que haga el Madrid hoy ante el Almería, aunque nadie espera un regalo.
Era un partido cuya victoria se daba por descontada, una especie de trámite en medio de las emociones fuertes de las últimas semanas y de las que aguardan a la vuelta de la esquina pero el Barcelona se lo tomó muy en serio. En vistas de que el rival venía con muchas bajas y de que el público también se lo había tomado con calma (65.356 espectadores en el Estadi) podía haber dejado madurar la función, pero salió a abrazar el triunfo y a hacer felices a los que habían decidido ocupar su butaca en el Estadi. No se arrepintieron en un día que también será recordado porque el tridente de oro barcelonista superó los cien goles en la campaña.
Con esas puntas de lanza todo es mucho más fácil. Sobre todo si a la calidad le suman el interés, la intensidad, el deseo. Un ardor que contagia Suárez, rápido, certero y metido en harina desde el segundo inicial. El uruguayo fue objeto del penalti que descorchó el partido. Una acción sin polémica posible que Messi transformó en el 1-0 con un toque sutil por el centro de la portería. Una pena máxima botada a cámara lenta, para paladares exigentes.
Una puntita de caviar que sería el aperitivo de lo que vendría entre el minuto 20 y el 30. Aunque antes tuvo que apagar Bravo un incendio provocado por él mismo. El chileno se precipitó en una salida, Freddy le tiró una vaselina y el portero reaccionó para salvar el empate sobre la línea. Un espejismo para el Getafe, víctima del zafarrancho barcelonista, con Alves y Adriano subiendo y bajando, con Busquets y Rafinha presionando y con los tres de arriba más Xavi activando el modo fantasía. Messi pasó a Suárez para el segundo, el charrúa a Neymar para el tercero y el brasileño al de Terrassa para el cuarto. Y sólo se llevaba media hora de juego. Aún hubo tiempo antes del descanso para que repitiera Suárez, tras asistencia de Xavi,
cerrando el círculo virtuoso.
Una pesadilla para el pobre Guaita, que no podía hacer nada ante las obras de arte que le iban superando. Porque como si no hubiera habido minutos de refresco la segunda parte arrancó con otro chut de autor de Messi que fue a la escuadra. Cantaba el Camp Nou, entonaba el “ser del Barça és el millor que hi ha”, le pedía a Xavi que no se deje seducir por el petrodólar y se quede y veía admirado como Luis Enrique no sólo no quitaba a sus delanteros sino que añadía a Pedro.
En el tramo final el Barcelona levantó el pie del acelerador. Ya había descontado otra hoja del calendario. Ya había avisado de nuevo de su magnífico momento. Resta un suspiro de campaña y el Barça es un aspirante a todo. El éxito lo marcarán los títulos pero el trabajo que les ha llevado hasta aquí es digno de una ovación. Abróchense los cinturones.
TRIDENTE INSACIABLE Messi marcó dos goles, uno con un penalti a lo Panenka, Suárez otro par y Neymar el suyo
FIESTA EN EL CAMPO El público coreó a sus ídolos, pidió a Xavi que se quede y se fue soñando con los títulos