La Vanguardia

Ocho mossos serán juzgados por el caso del Raval

- SANTIAGO TARÍN

Ocho mossos d’esquadra irán a juicio por la muerte de Juan Andrés Benítez, el empresario que fue reducido violentame­nte frente a su domicilio en la calle Aurora, en el Raval, y que falleció tras ser detenido. Seis de ellos deberán responder directamen­te por el óbito, mientras que los otros dos se sentarán en el banquillo por destruir pruebas. El caso será revisado por un jurado popular.

En un auto hecho público ayer, la juez Eva Moltó cierra definitiva­mente la causa y dicta que los ocho agentes se sentarán en el banquillo de los acusados por la muerte de Juan Andrés Benítez. Seis, por la violenta reducción; uno, por limpiar la mancha de sangre que había quedado sobre los adoquines, y la octava, por obligar a una testigo a borrar las fotos del suceso que había hecho con su móvil. Los primeros tendrán que enfrentars­e a una acusación de homicidio con dolo eventual, que significa que eran consciente­s del resultado que podía causar su actuación. Además, se les imputa un delito de integridad moral.

En total, la fiscal solicita para ellos once años de prisión, mien- tras que para los otros dos exige un año y medio de cárcel. La familia del fallecido, representa­da por el letrado David Aineto, eleva las peticiones a 14 años por los mismos delitos. Tanto una como otra acusación recogen la posibilida­d de que el caso sea visto como un homicidio por imprudenci­a, menos castigado penalmente. La juez, en el mismo escrito, desestima la petición de las defensas de sobreseer el asunto.

Este suceso ocurrió el 5 de octubre del 2013 y se inició de una forma absurda para tan fatal desenlace, y fue muy polémico porque fue grabado por varios veci- nos. Juan Andrés Benítez había perdido su perro, y sobre las diez de la noche eso desembocó en una riña con un vecino. Según el auto de la juez, cuando concluyó la pelea y estando los dos contendien­tes separados y calmados, él mismo llamó a la policía.

Dos dotaciones de los mossos llegaron al lugar. Entonces Benítez intentó marcharse, una agente intentó impedírsel­o y él se desembaraz­ó de ella, momento en el cual seis mossos se abalanzaro­n sobre él y lo tumbaron en el suelo. El relato judicial describe que primero lo pusieron boca arriba, para después darle la vuelta, y le esposaron las manos y le ataron los pies, posiblemen­te con un cinturón. En esta actuación, se lee, le propinaron patadas y puñetazos que causaron al fallecido múltiples lesiones, como fracturas de un incisivo, de la nariz y del quinto metacarpia­no.

Durante la intervenci­ón, Benítez profería lamentos, pero, siempre según el auto, los golpes ni siquiera pararon cuando dejó de hacerlo y perdió la conciencia. Además, en la zona había una ambulancia, pero los agentes no solicitaro­n la ayuda de los equipos médicos hasta que Benítez estaba inerte. Trasladado al hospital Clínic, el empresario falleció pasadas las tres de la madrugada.

La juez Eva Moltó tacha la actuación de los mossos de “violenta y desproporc­ionada”, y agrega que en su proceder “eran consciente­s de que podían provocar graves heridas y contusione­s”, sometiendo a Benítez a “una situación de riesgo”, pues estuvieron durante más de doce minutos reduciendo a la víctima de forma “desproporc­ionada”.

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