La Vanguardia

Una hoja de ruta y dos GPS

- Màrius Carol DIRECTOR

JUNTOS pero no revueltos. Unidos, aunque cada uno por su cuenta. Con una hoja de ruta, pero con GPS que marcan direccione­s no coincident­es. Mas y Junqueras son un matrimonio de convenienc­ia soberanist­a, en el que uno y otro marcan tanto el territorio que cada vez comparten menos parcela. No es fácil explicar la política catalana a quien no conoce sus intrínguli­s. Y, aun así, cuesta. El lunes, el líder de CiU y el de ERC se contraprog­ramaron. Uno en 8tv y otro en Punt Avui TV; tú a Boston y yo a California.

Jean Rostand escribió: “Me encanta encontrar en un libro de notas la unidad de un espíritu y el desorden de un cerebro”. A veces, la realidad supera a la literatura y la unidad y el desorden se interfiere­n. Ver a Junqueras decir que el acuerdo de estabilida­d firmado con el presidente de la Generalita­t no supone que ERC se ajuste a los criterios de CiU es propio de aquello que se llamaba en los años progres “parejas abiertas”, segurament­e por- que no estaba nunca la puerta cerrada. Entonces la infidelida­d estaba acordada, y no es desleal quien dispone de salvocondu­cto. El republican­o llegó a reivindica­r ante las cámaras el derecho a votar en sentido opuesto a la federación en asuntos como los servicios públicos, la justicia social o contra la corrupción. Eso, más que apoyar, es apoyarse; más que ir de la mano, es retorcerla.

Mas no se siente a gusto con la estrategia de ERC, sobre todo cuando estos se presentan como un partido limpio, como si los nacionalis­tas necesitara­n detergente. Nunca ha entendido por qué sus socios no han sido favorables a una lista unitaria, ni por qué no están dispuestos a asumir cargas del gobierno. Mas y Junqueras mantienen las distancias, pero a menudo parecen estar tan lejos que, cuando tengan algo que decirse, difícilmen­te se oirán el uno al otro.

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