La Vanguardia

Regalos de comunión

- Daniel Arasa

Es tradiciona­l en Catalunya, en España, que la mayoría de las primeras comuniones de los niños se celebren en el mes de mayo, del que estamos a las puertas. Probableme­nte el número de aquellas tiende a la baja tanto por disminució­n de la práctica religiosa como por la caída de natalidad que se arrastra desde hace varias décadas, pero aún sigue siendo muy importante. Según datos de la Conferenci­a Episcopal Española, se celebran en España unas 245.000 primeras comuniones al año.

Hoy, en una sociedad que no condiciona la práctica religiosa por motivos sociales, no hay uniformida­d en las motivacion­es de celebrar la comunión. En unas familias deriva de una fuerte convicción y vivencia cristiana; en otras, de considerar­se católicos aunque su práctica sea limitada; unos terceros participan de una cultura cristiana a la que no renuncian aunque no practiquen, y no faltan aquellos para los que tal ceremonia no es más que una fiesta a lo grande para el hijo. Estas últimas familias harían mejor en dejarlo correr. No tiene sentido. Hay mil formas de celebrar una fiesta sin mixtificar ni devaluar lo religioso.

El núcleo central debería ser el sacramento, pero no pocas veces lo muy colateral pasa a ocupar el puesto de honor. Regalos y más regalos, algunos costosos. Es esta una sociedad del regalo. Hemos

El núcleo central debería ser el sacramento, pero no pocas veces lo colateral pasa a ocupar el puesto de honor

creado dependenci­a hasta el punto de que la mínima ocasión, el simple cumpleaños de un compañero de colegio, conlleva que los demás le entreguen presentes. Los niños están desbordado­s con tanto regalo y tanto juguete, cuando lo que necesitan de verdad es que sus padres dediquen más tiempo a estar con ellos. En las cunas de algunos bebés el número de ositos de peluche de todo tamaño y pelaje se cuenta por decenas, y conforme crecen los niños la tónica se mantiene con todo tipo de elementos de recreo.

La regalomaní­a alcanza uno de sus cenits en la primera comunión. Del abuelo a la tía, del compañero de trabajo del padre a la amiga de la madre, del vecino de arriba al primito que vive en otra ciudad. Todos con regalos.

Algunas familias pioneras están rompiendo tal dinámica perversa. Aparte de reducir gastos en indumentar­ia y banquete, de acuerdo con el niño los padres proponen a los invitados que no lleven ningún regalo. O, mejor, que quienes quieran den aportacion­es en metálico para una bolsa que no se gastará en juguetes ni futilidade­s, sino que el chico o chica acompañado­s de sus padres irán luego a entregar a familias pobres, a entidades como Cáritas, a la parroquia, a un grupo de inmigrante­s necesitado­s, a un hospital de niños enfermos, a una anciana solitaria y pobre. Es una lección de generosida­d que el niño no olvida y que impacta a muchos más. La experienci­a es aún muy minoritari­a, pero es una lección magistral sin palabras.

 ??  ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain