La banda de música
Hay ámbitos de la música que ostentan a su pesar una cierta marginalidad, no siempre explicable. Los organistas y los guitarristas conforman por ejemplo dos colectivos con mucha identidad que se relacionan poco con los demás ámbitos musicales. La guitarra ha vivido momentos de total marginalidad, hasta que compositores como Falla o Turina comienzan a darle su atención junto a destacados intérpretes de la órbita de Tárrega. El bandoneón de Piazzola no se integró hasta muy tarde al mundo del concierto.
En estos años se está premiando la labor del programa de orquestas de Venezuela, y se olvida un movimiento más antiguo, igualmente rico musical-
mente, como es el de las bandas de Valencia, que dio lugar al crecimiento musical de notorios intérpretes. El mundo de las bandas de música tiene sus circuitos en Europa, y hay países con fuerte tradición. Caso de Holanda. Pero el País Valencià muestra glorias de gran categoría. Y muchos músicos holandeses recalan en aquellas costas, e incluso intereses editoriales y gentes a ellos vinculados, que trabajan con las bandas, malversando en algunos casos su tradición, hoy poco valorada en los ámbitos de gestión cultural.
No fue el caso del clarinetista y compositor de gran actividad en Holanda Jef Penders, nacido en Heerlen en 1928, que acaba de morir en Valencia, y que estudió en Maastricht. Después de una larga carrera, retirado por una grave enfermedad, pudo recuperarse y marchó a disfrutar de la vida a las cercanías de Paiporta, pueblo que ostenta una importante tradición en el mundo de las bandas, ya que La Primitiva data de 1896. Muchos fueron los músicos que se acercaron a Penders en reconocimiento de su capacidad y su larga historia como compositor, para recibir sus enseñanzas. Penders estableció a la vez una estrecha colaboración con La Primitiva, a la que dedicó entre otras obras y arreglos L’Os i En Bala y el estupendo pasodoble La Primitiva, dejando además la admiración de sus discípulos.
JORGE DE PERSIA