Arquitecto y humanista
No aparece en las listas de libros más vendidos por Sant Jordi, ni se cuenta entre aquellos libros que, por razones diversas, acostumbran a recibir más difusión y apoyo mediático del que, en realidad, necesitan o merecen. Y sin embargo es un libro delicioso, una joya brillante y vibrante, llena de inteligencia y sensibilidad. Habla de arte y de música, de literatura y, claro está, arquitectura, con una profundidad y un rigor poco habitual. No en términos técnicos, como quien se dirige sólo a especialistas, sino con auténtica voluntad reflexiva, comunicativa y ensayística. Su autor, un arquitecto, profesor y poeta.
¿Un arquitecto? Sí, y no debería extrañar: entre científicos y técnicos, los arquitectos son, históricamente, los más humanistas, quizás porque su preparación, que exige una extraordinaria competencia técnica, y su oficio, de naturaleza eminentemente productiva, han sido tradicionalmente asociados a los procesos creativos de las artes, la música y la literatura, respecto de las cuales, en general, siempre se han sentido cerca.
Aquí, con toda naturalidad y con gran frescura, se encuentran consideraciones, muy estimulantes y profundas, y a menudo brillantes, sobre Valéry, Joyce y Proust, pero también, por ejemplo, sobre Coetzee. Sobre Goya y Maurizio Cattelan o Miquel Barceló. Sobre Bach y Beethoven, pero también sobre Scelsi o Cage,
No busquen el libro de Joaquim Español entre los más vendidos el día de Sant Jordi
no en vano su autor ha hecho estudios de composición y ha frecuentado los laboratorios experimentales de sonido. Habla sobre los procesos creativos y al mismo tiempo sobre la admiración contemplativa y especulativa que provocan ciertas obras.
Soy de los que piensan que la única experiencia comparable, por su intensidad, al placer que obtenemos de la relación íntima y frecuente con las artes, la literatura o la música, es la posibilidad de hablar de ellas con otros. Esto es el libro: una conversación abierta sobre la raíz de la fascinación estética que provoca una variación musical, la organización de volúmenes de un edificio o los recursos retóricos de un relato. La cuestión, planteada en el texto de manera recurrente, y no es una cuestión menor, es por qué algunas obras nos atrapan y admiran de forma que no podemos dejarlas, haciendo que volvamos, una y otra vez, a contemplarlas, leerlas o escucharlas.
Ya lo podemos decir: es el libro de Joaquim Español titulado Entre tècnica i enigma. Mirades transversals sobre les arts, recién publicado por Edicions de 1984. No lo busquen, como decía, entre los más vendidos el día del libro, ni les extrañe no haber oído hablar en la lluvia fina, o espesa, de las tan a menudo artificiales campañas de promoción de novedades. Pero lo encontrarán, sin duda, en las librerías realmente dignas de este nombre y, si se deciden a leerlo, cosa que les recomiendo con entusiasmo, tienen garantizadas muchas horas de placer y de conocimiento. ¿Qué más se puede pedir a un libro? ¿Qué menos?