Guacamayos en la oficina
Es una empresa joven, del 2008, dirigida por dos chavales, Andrés Bou y Horacio Martos, que aún no han cumplido los 30. Hacen juegos de internet, el negocio más cool del momento, y les avalan unas cifras que muchos afamados seniors querrían: Social Point facturó 93 millones en el 2014 y espera superar los 130 este año, y no los hacen públicos, pero pueden fardar de ratios de rentabilidad. Como en cualquier mercado con más demanda que oferta, no escatiman recursos para captar y retener a sus 230 empleados. Casi el 80% son locales, pero hay 22 nacionalidades, con una media de 31 años (y menos del 20% son mujeres).
¿Qué hace una empresa de videojuegos para mimar a sus trabajadores? Tiene futbolín, ping-pong, consolas, snacks gratis... comme il faut. Paga la comida de lunes a jueves, seguro médico privado, asesor fiscal, formación. Han empezado a dar ayudas por hijos. Social Point asegura que destina a personal alrededor del 20% de su facturación. Pero las generaciones digitales piden también otras cosas: subvenciona el 30% de los vuelos de avión para fines personales, proporciona los dispositivos móviles de alta gama, Spotify premium. Y clases de yoga en la oficina. Lo que empezó como un servicio de fisioterapia puntual se ha convertido en dos masajistas a jornada completa.
Social Point crece y está a punto de duplicar el espacio que ocupa en la torre Llacuna. Y aprovecharán para instalar una peluquería in company. Aunque parezca que tantas facilidades son para unos frikis que viven en la oficina, quienes más horas pasan allí son Lua y Draggy, los dos guacamayos mascota del lugar. Al resto, aunque no hay control de horarios, le dedican unas 9 horas al día. No más que muchos por ahí afuera...