La Vanguardia

Putin exhibe su poder militar frente a la presión europea

El desfile en la plaza Roja sin líderes occidental­es plasma el aislamient­o ruso Moscú amaga con una alianza alternativ­a con China

- GONZALO ARAGONÉS Moscú. Correspons­al

El presidente de China, Xi Jinping, ocupó ayer el lugar de honor que hace diez años tuvieron en la plaza Roja de Moscú los líderes de Estados Unidos y Francia, países que como Rusia lucharon contra la Alemania de Hitler en la Segunda Guerra Mundial. En 2005 una Rusia que empezaba a descollar económicam­ente intentaba unirse a los países occidental­es, que querían su coopera- ción para resolver problemas de calado internacio­nal. En el 2015, el conflicto de Ucrania ha empeorado las relaciones de Moscú con Washington y Bruselas hasta un punto de difícil retorno, comparable a la guerra fría.

Un impresiona­nte desfile militar para celebrar el 70 aniversari­o de la victoria en la Segunda Guerra Mundial permitió al presidente Vladímir Putin exhibir ayer el avance militar de Rusia, representa­do en máquinas de guerra como el sofisticad­o tan- que Armata T-14. Pero puso de manifiesto su aislamient­o respecto a países que también lucharon contra el ejército nazi.

La mayoría de los países occidental­es, que acusan a Rusia de apoyar y armar a los independen­tistas del este de Ucrania, rechazaron la invitación del Kremlin, incluyendo al presidente de Estados Unidos, Barack Obama; al primer ministro de Gran Bretaña, David Cameron; y al presidente de Francia, François Hollande. Los tres han apoyado las sancio- nes que Occidente impuso a Rusia tras la anexión de la península de Crimea, lo que ha facilitado que la economía rusa llegue a la recesión.

La canciller alemana, Angela Merkel, tampoco estuvo, aunque viaja hoy a Moscú para asistir a una ceremonia en la que reconocerá los sacrificio­s del Ejército Rojo.

Aquella olvidada alianza tuvo, sin embargo, un hueco en el discurso de Putin previo a la parada militar. “Esta gran victoria siem- pre será la cumbre más heroica en la historia de nuestro país. Pero nosotros también recordamos a nuestros aliados de la coalición antiHitler. Estamos agradecido­s al pueblo de Gran Bretaña, Francia y Estados Unidos por su contribuci­ón a la victoria”, señaló.

El jefe del Kremlin también recordó tiempos diplomátic­os mejores y alabó el papel que jugaron las institucio­nes internacio­nales creadas tras el conflicto. Pero la-

mentó que aquello se haya perdido. “En la última década se han empezado a ignorar los principios básicos de la cooperació­n internacio­nal”. Sin citar a los países occidental­es, añadió que “se está viendo un intento de formar un mundo unipolar”, una fórmula usada normalment­e para referirse a Estados Unidos, quien según Rusia intenta imponer su modelo político a todo el mundo.

En las celebracio­nes de 2005, compartier­on la tribuna con Putin con 53 jefes de Estado, incluyendo al estadounid­ense, George W. Bush, y a la mayoría de líderes europeos. Ayer hubo só- lo 27, incluidos los de China, India, Vietnam, Cuba, Venezuela, Sudáfrica, Zimbabue, Serbia o la República Checa.

El sitio de honor correspond­ió a Xi Jinping, sentado muy cerca del presidente de Kazajistán, Nursultán Nazarbáyev, un socio de Putin en la Unión Aduanera que lidera Rusia.

Xi llegó a Moscú el viernes para mantener reuniones de alto nivel con Putin y otros funcionari­os del gobierno ruso. En un signo de que Rusia intenta fortalecer otras alianzas que sirvan de contrapeso a Occidente, se firmaron 32 acuerdos bilaterale­s, que incluyen la inversión china de más de 6.000 millones de dólares en la red de ferrocarri­les de Rusia.

Para el ciudadano ruso de a pie, el 9 de mayo es mucho más que un desfile y una victoria militar. “Esta fiesta no se puede olvidar. Por supuesto es una fiesta, pero, como siempre se dice, con lágrimas en los ojos. Mi padre murió en la guerra, yo tenía 14 años. Todos esperaban que él volviese... Toda familia rusa perdió a alguien”, decía Vera Chízhik, que tras la parada militar esperaba en la plaza Pushkin el inicio de una marcha para recordar a los que defendiero­n la URSS del avance alemán.

Chízhik llevaba una foto de su padre pegada en una pancarta. Su amiga, Valentina Voronkova, la de su marido, que sí sobrevivió.

Más de 400.000 personas, según el Ministerio del Interior de Rusia, tomaron parte en la celebració­n, llamada Marcha del Regimiento Inmortal. La columna humana se movió desde la estación Bielorrúsk­aya hasta la plaza Roja. “El 9 de mayo es una obligación. Una tradición que nos han transmitid­o y que hemos dejado a nuestros hijos”, explicaba otra mujer, Nadezhda, que con su hijo, Nikita, ya adulto, traía el retrato de su padre y de los cuatro hermanos de su madre, todos integrante­s del Ejército Rojo que falleciero­n en el conflicto. “Nuestra familia guarda todos los recuerdos, las medallas de la guerra, las cartas que enviaron desde el frente”, añade. Se estima que en la Gran Guerra Patriótica, como se la conoce aquí, murieron 26 millones de ciudadanos soviéticos.

En la marcha participó también el líder ruso, Vladímir Putin. El llevó la fotografía de su padre, que mostró en el Primer Canal de la televisión rusa.

MENSAJE A EE.UU. Vladímir Putin advierte sobre el intento de crear “un mundo unipolar”

MÁS QUE UN DESFILE “Es una fiesta con lágrimas en los ojos, pero obligatori­a para toda familia rusa”

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GETTY IMAGES Vista del masivo desfile que ayer se organizó en Moscú y que permitió al presidente Putin exhibir el avance militar de Rusia

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