El público se vuelca en el Salón del Automóvil
Abre al público hasta el día 17 la muestra del automóvil, el certamen más visitado y convertido en una de las citas históricas de la ciudad
Desde prácticamente primera hora de la mañana hay que hacer cola y esperar pacientemente para hacerse una foto con el Lamborghini Egoísta. Un coche cuyo diseñador, Walter de Silva, ha dicho de él que es la máxima expresión del hedonismo. Y eso que el Lamborghini no es una novedad, ya que este coche, inspirado en un toro a punto de embestir, es del 2013. Y tampoco está a la venta: es un prototipo por el que, eso sí, han llegado a ofrecer varios millones de euros. Antonio, Rosario y su hija Mireia sonríen para la foto. El hermano de Antonio, el tío de Mireia, se la hace con un móvil. Es su turno: clic. Están en el Salón Internacional del Automóvil de Barcelona pasando el día. Y como ellos, otros muchos padres e hijos. Es una de las ferias más visitadas de Europa y cuenta con la mayor tradición de todos los salones que se celebran en la ciudad. Ayer abrió sus puertas al público en el recinto de Montjuïc de Fira de Barcelona. Se po- drá visitar hasta el próximo 17.
“¿Este año no reparten bolsas?”, pregunta un visitante a una comercial de una de las 38 marcas que esta edición ha congregado el certamen. “Este año lo que nos ahorramos en bolsas se lo ofrece- mos en descuentos”, responde la vendedora, sin perder la oportunidad de invitar a quien le pregunta a que conozca algunas de las novedades de su marca. Como en otros muchos casos son, sobre todo, coches más ecológicos, sos-
tenibles y dotados ya no con extras, sino de más tecnología. Coches inteligentes.
La pregunta por las bolsas constata una diferencia con los certámenes de otros años. Apenas hay, como tampoco hay catálogos o sombreros de paja (aunque abundan los globos). Escasean en algunos casos hasta los caramelos. Por otro lado, sí que hay códigos QR por todas partes. “¿Para qué ofrecer un catálogo si lo que se puede ofrecer aquí es ver el coche y, sobre todo, precio?”, apunta Roger, comercial de otra marca. ¿Pegatinas? Alguna hay, pero nada que ver con los salones de los años 80 o 90. Aunque eso ya fue en el siglo pasado. Tampoco hay pins y otro cambio importante: también ha sido erradicado casi en su totalidad el uso de la mujer como florero.
Los simuladores clásicos, aun- que se mantiene más de uno, han comenzado a ser sustituidos por las gafas de realidad aumentada. En la exposición Sketch Car Design, que organiza La Vanguardia junto con el certamen y Seat (es donde está el Laborghini), un diseñador muestra al público, sobre todo infantil, cómo se diseña un coche a través del ordenador. Cerca de allí la Mobile World Capital muestra lo que es un coche conectado, cómo será la movilidad a corto plazo en las ciudades.
Son otros tiempos, muy diferentes a cuando Barcelona acogió, del 2 al 29 de mayo de 1919, la primera Exposición Internacional de Automóviles (y también de aeroplanos, ciclos, motores, neumáticos y toda clase de accesorios). Aquella muestra se considera como el primer antecedente del certamen actual. El Automóvil es una de las ferias más longevas y que están más arraigadas en la ciudad que, por otro lado, fue donde en 1889 se fabricó el primer vehículo de explosión de España (un triciclo del ingeniero Francesc Bonet).
En el Automóvil las marcas venden coches y por eso ofrecen ofertas especiales. Pero es una cita clásica de la ciudad. Por eso al Automóvil van Antonio y Rosario –que ya lo hacían con sus padres– y lo visitan ahora con su hija Mireia. Se va, aunque haya crisis y no haya bolsas. Por eso el salón ayer, como siempre, estuvo lleno. Y hoy, seguro, lo volverá a estar.
Muchos de los coches presentados son ecológicamente más sostenibles y dotados de mayor tecnología