El crimen más cobarde
La Guardia Civil cree que el asesino de Ourense actuó al pensar que su mujer iba a denunciarlo al salir del coma
Aniceto Rodríguez, de 76 años, intentó asesinar a su mujer, de 66, simulando un robo en la casa que compartían, y aunque falló, finalmente acabó con ella en el hospital, aprovechando que tras la agresión ella había quedado en coma.
Mataron a Isabel, mataron a Isabel”. Así fue como Aniceto Rodríguez, vecino de la aldea de Pazos, en el municipio orensano de Verín, avisó en la noche del pasado 2 de abril de que su mujer había sufrido una supuesta agresión por parte de un ladrón dentro de su casa. Sin embargo, su esposa, María Isabel Fuentes, no estaba muerta y todo apunta a que el robo era un montaje urdido por el marido. La acabó matando en la madrugada del viernes en la habitación 417 del Complejo Hospitalario Universitario de Ourense, justo cuando veía que, tras salir del coma y mejorar del traumatismo en la cabeza, estaba próxima a recuperar la facultad de comunicarse y delatarle como el autor del primer ataque, según apuntaron fuentes próximas a la investigación.
“Lo que más le preocupaba al hombre cuando acompañaba a su mujer en el hospital no era si ella iba a recuperar la movilidad o si le iban a quedar secuelas cerebrales, sino cuándo iba a poder hablar, pues era eso lo que más les preguntaba a los médicos”, señalaron las citadas fuentes que sostienen que el móvil de la segunda y fatal agresión sería precisamente la mejora en el estado de María Isabel Fuente, de 66 años, que se había casado hace un decenio con Aniceto Rodríguez, diez años mayor que ella y que tenía una hija fruto de una relación anterior.
Mientras arrecía la polémica sobre la falta de una orden de alejamiento que impidiera a Aniceto Rodríguez acercarse a su cónyuge en el hospital, la investigación está pendiente de que la Policía Nacional le tome declaración al asesino, que fue intervenido el pasado vier- nes en el propio centro sanitario por las heridas que se hizo en el cuello y en los brazos cuando intentó suicidarse con el mismo cuchillo con el que mató a su esposa. Está custodiado por los agentes, pero se desconoce cuándo podrá ser interrogado.
Inicialmente el caso lo llevaba la Guardia Civil, porque se produjo en su jurisdicción rural, en una aldea de Verín, un ayuntamiento situado al sur de Ourense, próximo a Zamora y fronterizo con Portugal. La noticia del presunto robo en la casa del matrimonio durante la noche del 2 de abril se publicó en los medios gallegos, como parte de una oleada de sucesos en distintos puntos de la provincia de Ouren- se. denuncióalguienFue Anicetoentró ante porla RodríguezGuardiala parte Civilde el atrásque que de su vivienda unifamiliar cuando él estaba durmiendo y su mujer se encontraba viendo la televisión. Sostenía que le habían dado un fuerte golpe en la cabeza a su mujer comunicadosus La sospechasGuardiasin que al él de Civil juzgadolo una hubiese asegura posiblede visto. haber Verínagresiónno se de tomaron violencia medidasde género, preven- pero tivas aunque el sumario sí fue declarado secreto, lo que no es nada usual en un simple robo. Según informa la agencia Efe, la Guardia Civil solicitó verbalmente a la juez la detención de Aniceto Rodríguez. La indignación se sentía ayer por la tarde en la parroquia de Pazos donde fue enterrada María Isabel Fuentes en un multitudinario sepelio, en el que muchos de los asistentes lucían lazos violetas como señal de repulsa y de protesta ante este nuevo crimen contra una mujer perpetrado por su pareja.
Hay dos factores diferenciales que singularizan este caso, como son el hecho de que se produjese dentro de una institución pública, como es el hospital del Servicio Gallego de Salud en Ourense, y que, si las sospechas de la Guardia Civil son fundadas, en realidad el agresor remató a su víctima, una vez que comprobó que su evolución clínica resultaba positiva y podía hallarse próximo el momento en el que diese su versión de lo sucedido durante la noche del 2 de abril. Además, la polémica política por la falta de protección aumenta por coincidir con la campaña electoral.
Los indignados vecinos de la víctima lucieron ayer crespones violeta en señal de repulsa