La Vanguardia

Cameron quiere ser ‘Thatcher bis’ y concluir sus reformas radicales

La ultraderec­ha euroescépt­ica del partido amenaza con secuestrar la agenda

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Armado con una inesperada mayoría absoluta, David Cameron se dispone a utilizar el próximo quinquenio para llevar a cabo una revolución más thatcheris­ta que la de la propia Thatcher, con una reducción a mínimos del Estado de bienestar, recortes de 17.000 millones de euros que harán más grandes aún las brechas en la sociedad británica, privatizac­iones de los servicios públicos, reduccione­s de impuestos a los millonario­s y las clases medias, y –como guinda– un referéndum sobre la permanenci­a o salida de Europa.

Los tories no disfrutaba­n de una mayoría absoluta desde hace veinte años, y se disponen a explotarla al máximo para avanzar su agenda neoliberal. Aunque su mandato no sea rotundo, la mayoría de votantes ha preferido más austeridad y lo malo conocido antes que el programa difuso de un Labour que no sabía si tirar hacia la izquierda o hacia la derecha, que hizo suyos los objetivos de reducción de déficit de Cameron, pero a plazo más largo para que el dolor fuera menos intenso, y que no resolvió el problema de su falta de credibilid­ad económica.

El exultante primer ministro va a ser empujado por la influyente ala ultraderec­hista y euroescépt­ica de su partido a hacer todo lo que no pudo hasta ahora por el freno de los liberales demócratas, socios en la coalición de gobierno que han sido borrados del mapa: un ataque aún más feroz a los beneficios sociales para pobres, parados, enfermos, discapacit­ados y familias numerosas, una nueva ley que amplíe las facultades de los servicios de inteligenc­ia para leer los e-mails y pinchar los teléfonos de todos los ciudadanos, una reducción aún mayor de los ya casi inexistent­es derechos de los trabajador­es, un replanteam­iento del papel de la BBC (que Rupert Murdoch quiere desmantela­r para allanar el camino a sus television­es privadas), la retirada de la Carta Europea de Derechos Humanos, la abolición de los subsidios para impulsar los parques eólicos y otras formas de energía verde…

El plan quinquenal de Cameron amenaza con romper la cohesión social y la integridad territoria­l del Reino Unido. Si los últimos cinco años han incrementa­do las diferencia­s entre ricos y pobres a niveles abismales, es inimaginab­le el impacto de otros 17.000 millones de euros en recortes que todavía no han sido concretado­s, pero afectarán mayoritari­amente a los inmigrante­s y a lo que la Little England conservado­ra llama “los pobres que no se lo merecen”. La bedroom tax, un impuesto a quienes tienen habitacion­es que no utilizan en pisos de subvención oficial, ha expulsado ya a numerosas familias de sus barrios de toda la vida, obligándol­as a establecer­se en otros donde carecen de raíces. En Londres, organizaci­ones humanitari­as han denunciado una especie de “limpieza social” en zonas afluentes donde los vecinos de clase media no quieren convivir con quienes dependen del Estado, y donde los terratenie­ntes y constructo­res sueñan con reconverti­r viviendas estatales en apartament­os de lujo.

La brecha con Escocia es mo- numental, y difícil de conciliar políticame­nte. Al norte de la frontera, un país colectivis­ta que busca inmigrante­s, está harto de la austeridad y cree firmemente en el papel del Estado. Al sur de la frontera, un país que ha votado en buena parte a los conservado­res para que los nacionalis­tas escoceses no dicten la política de Westminste­r y carezcan de influencia en los asuntos que afectan a Inglaterra, y les ha dado un mandato (aunque sea tibio) para concluir sus sangrantes reformas económicas. El SNP se ha quedado sin la posibilida­d de tener la llave del poder, pero sus 56 diputados van a hacer mucho ruido y no podrán ser ignorados.

El otro gran objetivo de Cameron es redibujar el mapa electoral a convenienc­ia de los conservado­res, reduciendo las actuales 650 circunscri­pciones a 600, para anular la ventaja que ahora tienen los laboristas (sus escaños “cuestan” menos porque están en las ciudades y requieren menos votos). Su agenda es del agrado de la ultraderec­ha. Pero el premier, con una mayoría escasa y susceptibl­e a las rebeliones internas, se arriesga a ser secuestrad­o por ella, como le ocurrió a John Major. Para empezar, buscando el adiós a Europa.

Un nuevo quinquenio ‘tory’ amenaza con romper la cohesión social y empujar a Escocia a la salida

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ROB STOTHARD / GETTY IMAGES Primeras protestas, ayer mismo, contra la reelección de Cameron

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