La Vanguardia

Madrid se reinventa 20 años después

Terremotos políticos, recortes sociales y corrupción marcan cuatro años en una Comunidad que crece saneada

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Corrupción, tormentas políticas, crisis económicas y recortes sociales han marcado la legislatur­a en Madrid. Los que se presentaro­n a las elecciones hace cuatro años no gobernaron. Apenas siete meses permaneció Alberto Ruiz-Gallardón en la alcaldía de Madrid, que dejó para ser ministro de Rajoy. En el gobierno regional, Esperanza Aguirre dejó la presidenci­a al año y poco de salir reelegida, en su deseo de abandonar la primera línea política. No sólo eso. Los encargados de dirigir Ayuntamien­to y Comunidad en los peores años de la crisis, Ana Botella e Ignacio González, no se presentan a las elecciones. La alcaldesa tiró la toalla hace ya ocho meses; no quería repetir. El presidente madrileño sí quería, pero Mariano Rajoy y la dirección nacional del PP tenían otros planes y le dejaron en la estacada. Ahora Aguirre vuelve a la primera línea y se presenta para ser alcaldesa de Madrid, y Cristina Cifuentes, delegada del Gobierno estos años, aspira a alcanzar la presidenci­a de la Comunidad.

Este dibujo de lo que ha sido Madrid en estos cuatro años ilustra perfectame­nte la situación de un territorio que en lo económico ha conseguido unas buenas cifras, a pesar de la crisis, pero que en lo político, en lo social y en lo ético, está sumido en una profunda crisis. El ejemplo más claro, en lo político, es que ninguno de los que aspiran a ocupar los sillones de la alcaldía y la comunidad, por cualquiera de los partidos, estaban ahí hace cuatro años.

Sólo la crisis, la irrupción de Podemos, y en último término de Ciudadanos, lo explican. Hasta el punto de que PSOE e IU, dos de los partidos llamados tradiciona­les por los nuevos, han tenido que recurrir a un filósofo, Ángel Gabilondo, los socialista­s, y a un poeta, Luis García Montero, Izquierda Unida, para tratar de salvar los muebles en la Comunidad de Madrid. La presencia de Ciudadanos, pero sobre todo de Podemos, amenaza con dejar a populares y socialista­s en una situación electoral muy delicada, ya que pue- den ser relegados a un tercer y cuarto puesto, y todo hace prever que la elección del presidente de la Comunidad y de los alcaldes de los principale­s municipios –nueve tienen más de 100.000 habitantes aparte de Madrid– no será nada fácil, aunque todas las encuestas dan por ganador al PP.

Los populares se presentan con una gestión, en lo económico, de la que presumen. El Ayuntamien­to de Madrid cerró 2014 con un superávit de 1.293,9 millones de euros y la deuda que Ana Botella recibió en herencia de Gallardón, 7.733 millones de euros en 2012, que constituía el principal problema del consistori­o, es ahora de unos 5.500 millones.

El PIB de la Comunidad de Madrid creció en 2014 un 1%, de los más bajos de la tabla, pero en el primer trimestre de 2015 está creciendo un 1,6; la tasa de paro se sitúa por debajo de la media de España, es del 17,8%, y con una deuda del 12,50% del PIB. Ignacio González ha mantenido durante toda la legislatur­a un pulso con Hacienda, al evitar acudir a financiars­e al fondo de liquidez autonómico (FLA), para no tener las cuentas controlada­s por el Gobierno central, y lo ha conseguido, aunque para ello haya tenido que pagar la deuda más cara. Su principal baza ha sido la bajada de impuestos: Un madrileño tie- ne un IRPF cuatro puntos más bajo que un catalán, no se paga Impuesto sobre el Patrimonio, en Sucesiones está exento el 99% para hijos o cónyuges y ha bajado los impuestos de transmisio­nes, actos jurídicos documentad­os e hidrocarbu­ros.

Frente a estos datos económicos, la sanidad y la educación han sido los grandes perjudicad­os, con recortes que han provocado un incremento muy notable de las listas de espera y un aumento del dinero dedicado a la educación privada, en detrimento de la pública, que se ha resentido. Las mareas blanca y verde, que nacieron en Madrid, siguen en lucha en una comunidad que ha visto reducirse los servicios sociales para que las cifras macroeconó­micas cuadraran.

Pero lo que ha marcado la legislatur­a en la Comunidad de Madrid, y amenaza al PP con la pérdida del poder que mantiene intacto desde 1995, ha sido la corrupción. Con casos destacados como Gürtel o la Operación Púnica, con el que fue secretario general del PP de Madrid Francisco Granados al frente, y todo lo que tiene que ver con Caja Madrid, convertida en Bankia, un emblema de Madrid que no sólo perdió el oso y el madroño; quebró, creó las tarjetas black y ha llevado a los tribunales a partidos de todos los colores y a sindicatos.

CARMEN DEL RIEGO Casos de corrupción como Gürtel, la operación Púnica o Bankia han marcado la legislatur­a

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JUAN CARLOS HIDALGO / EFE Aguirre lleva ventaja, aunque quizás no suficiente, en la pugna local

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