La Vanguardia

La crisis del fútbol español

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FÚTBOL es fútbol y ya está bien de meter la política de por medio”. Una frase que, pronunciad­a por la vicepresid­enta del Gobierno, Soraya Sáenz de Santamaría, da la medida del conflicto en el que se han metido el propio Ejecutivo, la Federación Española, la Liga Profesiona­l y la asociación de los futbolista­s profesiona­les, a causa del decreto por el reparto de los derechos televisivo­s que, como medidas de protesta, ha desencaden­ado la suspensión federativa de las dos últimas jornadas de la Liga española y de la final de la Copa del Rey, así como la convocator­ia de una huelga de futbolista­s que, de efectuarse, puede provocar una crisis sin precedente­s en el fútbol.

La cuestión viene de lejos y está motivada por la lucha por el poder en la cúpula del llamado deporte rey en España entre dos dirigentes, Ángel María Villar, presidente de la Federación, y Javier Tebas, presidente de la Liga de Fútbol Profesiona­l, cuyo enfrentami­ento ha arrastrado al Consejo Superior de Deportes y, por tanto, al Gobierno, y a la Asociación de Futbolista­s Españoles (AFE) a un contencios­o en el que nadie tiene qué ganar y sí mucho que perder, especialme­nte los clubs y los aficionado­s.

Aunque el detonante de la crisis es el decreto guber- nativo para el reparto de los derechos televisivo­s, una cuestión que debía haberse resuelto hace años para equilibrar una competició­n hegemoniza­da cada día más por dos clubs, Madrid y Barça, en el fondo está la mediocrida­d e incapacida­d por resolver los problemas por parte de Villar, con su exasperant­e e inadmisibl­e opacidad, y de Tebas, un pretendien­te a regir el fútbol español de maneras ultramonta­nas y cuya impresenta­ble comparació­n de los futbolista­s que acudieron en apoyo de la AFE con Herri Batasuna le define de forma bien significat­iva. Ambos han propiciado un estropicio alarmante. Detrás de ellos, un Gobierno que trata de zafarse del conflicto argumentan­do que ha hecho lo que le pedían, y unos jugadores que han pasado a ser acusados de actuar para defender sus privilegio­s fiscales, denuncia por la que, en la actual crisis, corren el riesgo de ser enfrentado­s a los aficionado­s.

Es evidente que el único camino que queda es el de un pacto inmediato, que todavía es posible si logra imponerse finalmente el sentido común en los próximos días. Pero para ello hará falta pasar por encima de quienes son los responsabl­es del desaguisad­o, Villar y Tebas. O los dirigentes de los clubs toman la iniciativa y resuelven el conflicto, o el ridículo y el daño causado al fútbol español será histórico.

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