Un atropello revela graves deficiencias de seguridad en la estación de Arenys
Recién remodelada en el 2013, la estación de Renfe de Arenys de Mar evidencia graves deficiencias de seguridad que fomentan las imprudencias, especialmente en aquellos que suben al tren sin billete y que ya han propiciado que el Ayuntamiento exija más medidas de seguridad. Las vallas perimetrales no impiden el acceso a los andenes, por lo que cientos de personas diariamente acceden a la estación poniendo en peligro sus vidas, como sucedió el pasado jueves cuando el tren arrolló a un joven de la localidad.
Poco después de las 9.45 horas, el tren que accedía a la estación de Arenys procedente de Canet de Mar arrollaba a Felipe P.R., de 38 años, que había accedido al andén por la zona donde acaba la valla perimetral roja, un punto al que se accede sin impedimentos a través de un jardín paralelo a la N-II. Felipe iba con los auriculares y no vio la llegada del tren, por lo que cruzó, como habitualmente, dirigiéndose hacia el andén en dirección Calella y fue brutalmente golpeado hasta caer a la zona de vías y quedar bajo el último vagón del convoy.
El alcalde de Arenys de Mar, Estanis Fors, se mostró consternado por la noticia y lamentó las imprudencias que a diario se cometen en la estación, pero también la facilidad con la que se permite que aquellos que viajaban sin billete pueden acceder, así como la poca vigilancia que hay en la zona. Fors aseguró que pedirá a Adif que imponga mayores medidas de seguridad ya que en la zona también hay una valla de alambre que permite acceder a las vías desde el otro extremo, en la playa de la Picòrdia, y que está rota a causa de los actos vandálicos.
Fuentes de Adif lamentaron el incidente pero insistieron en que la legislación española prohíbe
Un hombre murió arrollado al acceder al andén por un lugar prohibido usado por los que van sin billete
cruzar las vías por lugares no señalizados para ello, con sanciones de hasta 6.000 euros. Son conscientes que las conductas imprudentes les superan, por lo que serían partidarios de iniciar una campaña pedagógica de sensibilización a gran escala. “Si reparamos la valla, a las cuatro horas vuelve a estar agujereada”, lamentan, aduciendo lo elevado del coste de mantenimiento que supone. Recuerdan que “nadie dice que tenga que ser Adif” quien refuerce el perímetro, por lo que los consistorios afectados también pueden colaborar e incluso aportar vigilancia de la policía local.