Los Airbus como el caído en Sevilla dejan de volar
El piloto del A400M logró llevar la nave a una zona deshabitada antes de que se estrellara
El siniestro del Airbus A400M que se estrelló en Sevilla y provocó cuatro muertes será también un golpe muy duro para un costoso proyecto de la empresa europea. De momento, Alemania, el Reino Unido, Francia, malasia y Turquía, que poseen este tipo de aviones, han paralizado todos los vuelos.
La tragedia ha supuesto un mazazo para un proyecto que arrastra numerosos retrasos e incumplimientos
La tragedia del Airbus A400M, el sábado, en Sevilla, ha supuesto un mazazo importante tanto para el proyecto, que mueve en torno a unos 28.000 millones de euros, como para el prestigio de la firma. Alemania, Reino Unido, Francia, Malasia y Turquía han paralizado los vuelos de este gigantesco avión militar de carga que ya te- nían operativos, hasta que la investigación determine las causas del accidente. Hasta el momento, existen 12 aviones de este tipo que ya están siendo utilizados por las fuerzas aéreas de diferentes países. Y para este 2015, Airbus tiene prevista la entrega de entre 14 y 18 aeronaves de este modelo. En la elaboración de las piezas de este modelo militar intervienen más de dos mil empresas subcontratadas en toda Europa.
Por lo que respecta al accidente del sábado y tras detectar los problemas, Jaime Gandarillas, el piloto del Airbus A400M accidentado en las cercanías del aeropuerto de Sevilla, logró eludir zonas pobladas y un polígono industrial para llevar a cabo el aterrizaje de emergencia en un campo agrícola. La fatalidad quiso que colisionara contra una torre de alta tensión y se produjera una fuga de queroseno que ardió, lo que provocó la muerte de cuatro tripulantes.
La situación hospitalaria de los dos supervivientes, el mecánico Joaquín Muñoz, y el ingeniero José Luis de Augusto, es estable dentro de la gravedad. Todas las autoridades políticas reconocieron ayer el valor y la humanidad de las tres personas, dos agricultores y un ciclista, que se encontraban en la zona del accidente y, sin dudarlo, corrieron hacia el aparato para socorrer a los heridos. Consiguie- ron sacar de la cabina a las dos personas que seguían con vida, les alejaron del lugar y permanecieron junto a ellos hasta la llegada de la ayuda, mientras las explosiones se sucedían en el aparato.
Los cuatro fallecidos son el piloto Jaime Gandarillas; el copiloto, Manuel Regueiro, y los ingenieros de vuelo Jesualdo Martínez y Gabriel García. Los dos aviadores procedían del estamento militar y tenían una dilatada y experimentada carrera profesio- nal. Regueiro participó en la misión de la ISAF en Afganistán, donde fue condecorado con la medalla de la OTAN. Jesualdo Martínez, uno de los ingenieros fallecidos, también procedía del Ejército del Aire.
El avión siniestrado hacía el número 23 de los que se han terminado de ensamblar en la factoría que Airbus tiene en Sevilla, en las proximidades del aeropuerto de San Pablo. El Airbus A400M no se encuentra, por tanto, en fase de ensayo sino de producción y comercialización, lo que añade especial gravedad al trágico accidente del sábado.
El Airbus A400M acumula retrasos y sobrecostes millonarios que están siendo sostenidos con la financiación de los siete Estados que participan en su elaboración, entre ellos España. El accidente se produce muy poco tiempo después de que estos problemas obligaran a la empresa aeronáutica a sustituir al director del programa, el español Rafael Tentor, por el alemán Kurt Rossner. La firma decidió en abril trasladar a Sevilla a la dirección ejecutiva del A400M, así como a unos cuatrocientos trabajadores, doscientos de ellos ingenieros, para impulsar un programa que ahora se ha visto sacudido por la fatalidad.