La Vanguardia

Rosberg gana en Montmeló y Alonso se retira

El subcampeón alemán logra su primer triunfo en el Circuit y del año, dispuesto a dar caza a Hamilton

- TONI LÓPEZ JORDÀ Montmeló

“En Montmeló es imposible adelantar, no importa lo que hagas”. La frustració­n de un serio Lewis Hamilton, visiblemen­te molesto con el mundo, resumía la carrera soporífera de ayer en el Circuit de Barcelona-Catalunya: Nico Rosberg impuso la ley de la pole de Montmeló, esa norma no escrita –de la que se aprovechó también el inglés el año pasado– que dictamina que quien arranca primero acaba primero. Así ha sucedido en 19 de los 25 grandes premios disputados en el trazado catalán, que asistió al primer triunfo del año –y en este feudo– del rubito alemán, y, ves a saber, si a su definitivo despegue para emprender la persecució­n de su compañero, rival y examigo de infancia. Por fin, ayer, Rosberg se hizo valer y dejó de ser el segundón de Mercedes.

Quedó claro en la conversaci­ón que mantuviero­n por radio Hamilton y su ingeniero de pista, Peter Bonnington: para la escudería de la estrella ayer le tocaba ganar a Rosberg, que no vencía desde Brasil 2014, hace cinco carreras. No había dejado dudas en la víspera Niki Lauda, el presidente no ejecutivo de Mercedes: “Necesi- tamos que Nico esté de vuelta”. Y así se lo transmitie­ron a Hamilton tras su tercer pit-stop, en la vuelta 52, cuando, con gomas blandas frescas, estaba dispuesto a iniciar la persecució­n sobre su compañero, a 20 segundos y con 14 giros por delante. Lo veían capaz y tuvieron que frenar a la bestia. “Parece que sea un gran favor que te pido, pero quizás sea mejor que consolides la posición”, le pidió delicadame­nte el bueno de Peter a Hamilton.

–Si estás diciendo que no es posible (que coja a Nico), házmelo saber –respondió Lewis.

–Sí, no creo que sea posible con

SIN RIVAL

las vueltas que quedan; sería mejor simplement­e controlar la posición. Déjalo ir –insistió Peter.

–Lo que estoy preguntand­o es si es imposible –elevó el tono Hamilton, ya inquieto en el coche.

–Sí, porque él va a responder si incrementa­mos el ritmo. Así que es imposible –zanjó el ingeniero como último aviso.

Hamilton pareció hacer oídos sordos. En seis vueltas recortó 6 segundos a Rosberg, se le acercó a 12,8 faltando cinco vueltas, y entonces reflexionó, vio que realmente era imposible pillar a Rosberg y decidió levantar el pie. Nico se fue ya tranquilo a cruzar la meta. Merecía la victoria. Al menos por el trabajo acumulado: por lograr la pole el sábado, una garantía de éxito, por mantener con solvencia la primera posición en la salida –en la que falló Hamilton, al derraparle las ruedas y pasarle Vettel–, y por controlar en todo momento con un buen ritmo al Ferrari número 5. La verdad es que Vettel y su cavallino dejaron bastante que desear. No se vio por ningún sitio el paso adelante que tanto habían prometido los de Maranello. Será que en Mercedes también saben evoluciona­r. Ahí quedan los 45 segundos de retraso con los que llegó Vettel, la mayor desventaja este año en la meta. Una sonora bofetada a las aspiracion­es de la Scuderia de pisar los talones a las flechas plateadas, a las que habían ido aproximánd­ose hasta los tres segundos en China y en Bahréin.

Un acelerón de la fábrica de Brackley en la mejora de su bóli-

Rosberg no tuvo resistenci­a al fallar Hamilton en la salida y quedarse encallado detrás de Vettel

do que facilitó decisivame­nte la plácida victoria de Rosberg: no es lo mismo tener detrás a Vettel mordiendo, de un segundo a dos más lento por vuelta, que al voraz Hamilton, que estaba atascado detrás del Ferrari por su pobre salida y por la dificultad para encontrar un agujero en cualquier rincón de la pista vallesana.

“Mi salida fue buena por primera vez esta temporada. A partir de ahí tuve la oportunida­d de controlar el ritmo y nunca me sentí en peligro”, resumía su paseo Rosberg, que admitía el paso adelante que ha dado Mercedes. “Esta ventaja es mucho mayor de lo que habíamos visto hasta ahora. Estamos ganando la carrera del desarrollo del coche en comparació­n a Ferrari”, señalaba Nico, que con su primer triunfo recorta 7 puntos a Hamilton y recobra sus esperanzas después de un inicio de curso mediocre. “Es fantástico acercarme 7 puntos a Lewis, y es genial ir ahora a Mónaco”, siguiente estación del circo.

Allí, en su casa, durmiendo en su apartament­o, desplazánd­ose al circuito en scooter, en la pista que mejor se le da (dos triunfos, 2013 y 2014), espera Rosberg darse otro impulso para empezar a compromete­r el liderato de Hamilton, intratable hasta Barcelona. “Quizás Sebastian pueda mantener a Lewis detrás”, suspiraba Nico buscando ayuda. Otra cosa es que Vettel pueda seguirles el ritmo endiablado. Porque por detrás de los dos grandes se abre el desierto del Gobi: nadie a la vista. Sólo los Williams (a un minuto) evitaron ser engullidos por la estrella.

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Nico Rosberg, en primer término, hizo valer su posición preferente de salida al llegar al primer ángulo para empezar a encarrilar su victoria en Montmeló
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MARK THOMPSON / GETTY IMAGES
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ROSER VILALLONGA

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