Los jueces permiten a hipotecados en crisis salvar el piso
Los endeudados que se declaran insolventes pueden acogerse a la ley de segunda oportunidad
Un reciente auto judicial de Barcelona ha abierto el camino para que los hipotecados particulares que se hayan declarado insolventes puedan salir del concurso sin perder el piso por el que han contraído la deuda. Este es el caso de una resolución del pasado 15 de abril del juzgado mercantil número 10 de Barcelona.
Los jueces mercantiles de Barcelona han abierto la puerta a evitar las ejecuciones hipotecarias de aquellas personas particulares que se hayan declarado insolventes –al no poder afrontar en un momento determinado el peso de sus deudas–, pero que hayan cumplido determinados requisitos que se recogen en la llamada ley de la segunda oportunidad. El primer caso en este sentido se produjo el pasado 15 de abril en una sentencia del juez Juan Manuel de Castro, del juzgado mercantil 10 de Barcelona, que tramitó el caso de un matrimonio de jubilados de Rubí ahogado por las deudas.
El procedimiento concursal fue a la liquidación, una fase en la que en teoría, se venden todos los bienes del deudor para repartir lo que se obtenga entre los acreedores. Sin embargo, el juez siguió la recomendación de la administración concursal y dejó la hipoteca al margen. Josep M.F. y Anna S.M. estaban pagando las cuotas mensuales y CaixaBank no tenía ningún interés en engordar su cartera de inmuebles.
Al no haber nadie que se opu- siera a la medida, pudieron continuar adelante con el concurso sin que este afectara al crédito ni al inmueble. El auto judicial permitió cerrar el concurso con una quita importante (de casi 60.000 euros, el 72% del resto de las deu- das) al haber cumplido los jubilados con las condiciones previstas en la ley.
Pero lo más importante para ellos –y para los que aspiren a seguir sus pasos– es que conservan el piso. Según José María Fer- nández Seijo, titular del juzgado mercantil 3 de Barcelona y decano de la plaza, no hay nada en la ley que impida dejar la hipoteca al margen de la liquidación y prevé que haya muchos más casos similares. “Aquí hemos acordado ro, afirma, “eso no es garantía de nada y, al final, todo va a depender de la discrecionalidad de los jueces, la administración concursal y los acreedores”.
El matrimonio de Rubí, el primero que liquida sus bienes y conserva su vivienda, tuvo la suerte de caer en manos de David Grasa –el administrador concursal, del despacho Resolvenz, vicepresidente de la sección concursal del colegio– y de CaixaBank. El primero, con el visto bueno del juez, propuso dejar la hipoteca a un lado; y el segundo consideró que no se lesionaban sus intereses y no se opuso. No todos podrán conseguir lo mismo, pero el camino ya está abierto.
Aunque la ley permite favorecer al deudor, al final todo depende del administrador concursal y el juez
que tendremos criterios flexibles para que el mayor número posible de personas puedan beneficiarse de las posibilidades de la nueva ley”. Y cita otro ejemplo: “Es posible exonerar de las deudas a quien no tiene ingresos y, por lo tanto, es incapaz de acometer el plan de pagos al que obliga la ley”.
Elisa Escolà, abogada de Jausas y vocal de la comisión concursal del Col·legi d’Advocats de Barcelona, coincide en que la nueva ley da la opción para salvar muchas de las situaciones complicadas que antes no tenían solución. Pe-