El mayor viaje en grupo
Uno está acostumbrado a ver chinos en las colas para comprar en las tiendas de lujo de los Campos Elíseos, donde el turismo ha arrasado por completo con el alma de una de las más bellas avenidas del mundo, pero lo que se vio el jueves en París al salir del Museo del Louvre no era normal: un grupo de turistas chinos... enorme. Eran empleados de la empresa Tiens, una parte de los 6.400 empleados de esa empresa que han sido invitados por su presidente y fundador, Li Jinyuan, a visitar Francia durante cuatro días, con motivo del veinte aniversario de la firma: el mayor viaje organizado de la historia.
Dos días en París, miércoles y jueves, y dos en Niza, viernes y sábado. 30.000 pernoctaciones en 140 hoteles, 79 de ellos entre Niza y Mónaco, de cuatro y cinco estrellas, el Museo del Louvre a su disposición por unas horas, asalto a las Galerías Lafayette, doce trenes de alta velocidad fletados para el desplazamiento a Niza, donde los empleados de Tiens, ataviados con gorritos azules formaron el mayor mensaje humano –consignado por un equipo de los récords Guinness– en la Promenade des Anglais. El texto, en inglés, decía: “Tiens dream is nice in the Côte d’Azur”, algo que en chino cándido no suena cursi.
Los franceses se han cuidado muy mucho de ridiculizar todo esto. Más de 80 millones de turistas visitan Francia cada año, entre ellos 1,7 millones de chinos (cifra del 2013). A nadie se le escapa que China aporta el contingente que registra el mayor incremento y tiene el futuro más prometedor: su afluencia aumenta a razón de un 50% anual. Así que no sólo se saluda este enorme viaje en grupo, sino que, además, a Li Jinyuan le recibió el mismo miércoles en el Quai d’Orsay el propio ministro de Exteriores, Laurent Fabius. “Para Francia es muy interesante en el plano cultural, económico y en el de los intercambios, espero que muchas otras empresas chinas sigan su ejemplo”, declaró el ministro. Al salir le dijo que no dudara en hacerle llegar cualquier suge- rencia en materia de atención al turista.
La empresa Tiens, acrónimo de Tian Shi, “león celestial”, arrancó en 1995 como comercializadora de productos de medicina tradicional china. Establecida en Tianjin, la gran urbe portuaria al este de Pekín, vende sobre todo en el extranjero. Su primer mercado fue Rusia. Hoy actúa también en otros ámbitos –biotecnología, especulación inmobiliaria, turismo, educación y finanzas–, pero la venta en el extranjero sigue siendo la principal ocupación de sus 13.000 empleados repartidos entre un montón de países.
Li Jinyuan, entre las treinta primeras fortunas de China, es un personaje peculiar. Le gusta ser recibido por personalidades. En Moscú, donde también organizó un gran viaje en grupo para premiar a varios miles de sus empleados, fue recibido por Mijaíl Gorbachov. En Sudáfrica fue un nieto de Nelson Mandela quien le acogió, y en Vietnam el vicepresidente. También le gusta el show: en Indonesia apareció en helicóptero en un estadio de fútbol en el que había concentrado a su personal. El periodista alemán Georg Blume, del semanario Die Zeit, excorresponsal en China, donde entrevistó al personaje, hoy en París, explica que algunos de sus exempleados acusan a Li de gestionar las relaciones internas de su empresa como una secta religiosa. Otros dicen que los productos de medicina tradicional china que vende son una engañifa repleta de cortisona. Opiniones para todos los gustos, pero, en cualquier caso, su invitación a 6.400 de sus empleados, que le ha salido por 20 millones de euros, ha sido un acierto en términos de publicidad.
No todos los homenajeados con este colosal viaje eran chinos, sólo 5.400. El resto venía de las sedes internacionales de Tiens. Todo ellos, eso sí, son buenos vendedores. Incluido, naturalmente, Li Jinyuan.
El colectivo efectuó 30.000 pernoctaciones en 140 hoteles y utilizó 12 trenes TGV entre París y Niza