Cuando una corbata decide
La ventas de los coches de más de 60.000 euros han crecido un 50% este año
Una marca italiana de coches de lujo mandó recientemente un equipo de técnicos a China. Les sorprendía el poco mantenimiento que se hacía de sus vehículos allí. Descubrieron que la mayoría de sus clientes los tenían en el garaje, que apenas hacían 500 kilómetros al año. Los tenían como una pieza de arte, daban una vuelta de rigor con ellos cuando tenían invitados y poco más. La anécdota la cuenta Albert Ribas, gerente de Cars Gallery (Grupo Quadis) en el salón Internacional del Automóvil de Barcelona. La explica a tan sólo unos metros de un par de Bentleys que superan los 245.000 euros. No muy lejos del Ferrari Berlinetta, que llega a los 430.000 euros. Este año se han quedado el pabellón italiano para ellos, para las marcas de lujo. Además de Bentley y Ferrari también tienen expuestos varios modelos de Maserati, Aston Martin y Lotus. La venta de estos coches de lujo, los que están por encima de los 60.000 euros, ha crecido un 50% con respecto al mismo periodo del 2014.
“En el caso de Maserati incluso podemos hablar de un incremento que llega al 400%”, apunta Ribas a la vez que puntualiza que son coches de los que se venden pocas unidades. Diez ventas más al año hacen que los porcentajes se disparen. “Al año, nosotros podemos vender unos 25 Ferrari, unos 75 u 80 Maserati o unos 12 Aston Martin”, añade, aunque, eso sí, hace referencia tan sólo al mercado en Catalunya y Levante. Como especialistas en lujo, a pesar de quitar hierro a los llamativos porcentajes, sí que constatan que se vende más que lo que se ha vendido en los últimos seis años.
El comprador nacional y local se fija más en los coches que van de los 100.000 a los 180.000 euros
también ha cambiado. Si en los primeros años de la crisis, la bajada de ventas de este tipo de coches se capeó por la presencia de compradores rusos, ahora destacan los compradores sudamericanos procedentes de países como Argentina, Chile, Colombia o incluso Venezuela. “Hay personas que compran estos coches de lujo para tenerlos aquí, porque aquí los pueden disfrutar con total seguridad. Pueden ir con este tipo de coche por la calle sin temer, por ejemplo, ser secuestrados. No viven aquí, pero es que realmente están a tan sólo nueve horas de avión de sus casas”, señala el gerente de Cars Galler . Ese tipo de demanda ha hecho que tengan a disposición de estos clientes un aparcamiento con altas medidas de seguridad (hay varios millones de euros aparcados), en donde pueden guardar con tranquilidad sus coches. Siempre están limpios, a punto para ser utilizados. Cuando llegan a Barcelona se los llevan al aeropuerto o a cualquier otro sitio que les digan. “También hay clientes de aquí que a lo mejor, al ser coches que sólo se usan los fines de semana, no los tienen en casa porque tienen un aparcamiento sin suficiente capacidad”, puntualiza Ribas.
No todos sus clientes son deportistas de élite o grandes empresarios. Además de coches venden sueños y, de hecho, hay propietarios sin grandes fortunas, pero con un coche de lujo. “Son coches que no son sólo coches. Son pasión, son ilusión”, añade. En algunos casos son mitos. Para algunos compradores, como los chinos de la anécdota, objetos de arte. Hay propietarios que tienen el coche dentro de casa y no precisamente en el garaje. También es exclusividad personalizada. Un cliente les pidió un Ferrari de un color determinado que no existía. La marca italiana ha estado tres meses de pruebas hasta que ha dado con él. Un comprador puede abrir la puerta de un Bentley y pedir que la tapicería sea igual que la corbata que lleva. . “La diferencia en este sector es que le diremos que es posible si nos puede dar un trozo de la corbata”, apunta Ribas.
Este año destacan los compradores de Argentina, Chile, Colombia o incluso Venezuela
Y que compradores locales, que son en la actualidad el 50%, vuelven a comprar. “Había quien podía comprarse un coche de estas características y no lo hacía por solidaridad, porque conocía a alguien que lo estaba pasando mal por la crisis. Un vecino, un amigo, un familiar. No era el momento de ostentar. A los catalanes nos gusta ser solidarios”, señala. “Ahora que parece que la situación económica está mejorando vuelve a haber mayor interés”, añade a la vez que apunta una concepción curiosa a nivel de lujo. El comprador nacional lo fija en los coches que van de los 100.000 a los 180.000 euros. Para un extranjero se trata de coches de más de 200.0000 euros. La procedencia de estos últimos