Cuando dejar el trabajo es un spoiler
‘Anatomía de Grey’ ha demostrado una vez más que es imposible ocultar la marcha de un actor en tiempos de la globalización
El flujo de información es incontrolable y las series de televisión son tan accesibles como difíciles de cubrir en los medios de comunicación y de discutir en los foros públicos. Cuando se ve una película, se sobreentiende qué puede desvelarse y qué detalles están prohibidos, pero las series son narraciones en constante proceso de transformación. Deben poder comentarse, como sucede con cualquier obra, pero no existen unas normas claras sobre cuándo y cómo se puede hacer, y nada es más peliagudo que el despido o la marcha voluntaria de un actor como ha demostrado recientemente Anatomía de Grey. ¿Es noticia o es spoiler?
En Estados Unidos lo tienen más sencillo. Una vez se ha emitido un episodio en abierto, que cada persona vigile qué medios consume. Pueden alertar a los lectores pero es cuestión de horas que aparezca la fotografía del actor en alguna cuenta de Twitter o que ellos mismos levanten la veda a las pocas horas, tras un tiempo prudencial para que los incautos se pongan al día. ¿Pero cómo debe cubrirse la información fuera de su país de origen donde los ritmos de emisión son tan dispares? Las comunidades de seguidores ya son internacionales y están sedientos de noticias.
“No es una noticia demasiado interesante pero se tiene que dar porque una marcha siempre es importante”, explica la periodista de televisión Marina Such. Pero cuando tocó abordar la marcha del drama médico, no había unas directrices sobre cómo cubrir la información: mientras algunos medios comunicaban que un personaje de Anatomía de Grey moría, otros desvelaron el nombre del miembro del reparto sin mencionar el detalle del argumento. Se suma dos y dos y el efecto sorpresa había desaparecido entre gran parte del público. “Si te esperas a la emisión en abierto, la noticia entonces ya está muerta”, defiende Such.
Las cadenas se benefician de este ruido. Cuando la revista Entertainment weekly llegó un día antes de lo previsto a sus suscriptores destripándoles la exclusiva de Anatomía de Grey, el canal ABC pudo alegrarse: los ciruja- nos cosecharon el mejor dato de audiencia desde septiembre. Otro tema fueron las quejas tanto en Estados Unidos como en el resto del mundo, que todavía no han cesado como si no hubiera ocurrido exactamente lo mismo con Downton Abbey, The good wife, Juego de tronos o House of cards.
Pero los medios, que están entre la espada y la pared, no nece- sariamente tienen la culpa. Cada vez son más los canales que directamente anuncian la marcha de una actor porque es casi imposible ocultar la realidad de los contratos. The good wife ha preferido explicar que Archie Panjabi, que interpreta a la detective del bufete, está en su último curso, de la misma forma que The vampire diaries ha avisado que Nina Dobrev abandona la serie. Prefieren jugar con las expectativas del espectador antes que manejar un secreto compartido por el equipo del rodaje, los ejecutivos de la cadena, un actor con ganas de embarcarse en nuevos proyectos y unos periodistas que quieren la primicia.
Por eso ya hay ficciones que han dado la vuelta a la situación y han optado por controlar al espectador a través de los medios. Otra serie popular, para que los espectadores creyeran la muerte de un personaje, ha optado por pedir a la actriz que confirmase
su marcha en las revistas. Un tiempo después, el personaje resucitaba. La vida da limones a las series y ellas hacen limonada. Pero lo que está claro es que, si a J.R. Ewing le hubieran disparado en este nuevo milenio, ningún espectador de TV3 hubiera podido llegar virgen a la emisión y probablemente sabría tanto el estado de salud del personaje como la autora del crimen. Siempre hay quien no puede evitar comentarlo y las redes sociales obligan a los espectadores a ser rápidos con el consumo. Que las series estén de moda tiene su precio.
Los canales procuran beneficiarse del ruido mediático: la serie subió la audiencia en Estados Unidos