La Vanguardia

Adolescent­e autoinvent­ada

Caitlin Moran presenta “Cómo se hace una chica” y participa en el Festival Primera Persona en Barcelona

- NÚRIA ESCUR

Ha vuelto a hacerlo. Caitlin Moran (Brighton, Reino Unido, 1975) ha vuelto a provocar al personal con una novela entre la iniciación adolescent­e y el esperpento. Tras una apasionada introducci­ón de Kiko Amat, la escritora –su novela, un éxito espectacul­ar en tierra inglesa– reconoció esta semana en el CCCB que vive “dentro de internet”. Fan de las redes sociales y madre de dos hijas de 12 y 14 años mantiene que ser madre no es enemigo de la creativida­d, “al revés, miras a tu bebé y piensas... tu no vas a pasar por la misma mierda de adolescenc­ia”.

Ha decidido erigirse en reformador­a de adolescent­es cínicos: “No se dan cuenta de que eso es malo para su futuro. Yo lo sé porque pasé por lo mismo, vomitar contra todos. Quiero decirles que no caigan, que esa armadura donde se sienten seguros no les deja crecer”. Trabaja en una trilogía.

Cómo se hace una chica (en castellano y catalán, Anagrama) relata la historia de una chica con unos kilos de más, adrenalíni­ca y onanista compulsiva, inmersa en el desorden de una fa- milia numerosa con una muy precaria economía, un padre que se emborracha y una madre eternament­e cansada. Habrá película.

Para rematar ese desastre ella hace el más estrepitos­o ridículo leyendo un poema en una televisión local. Todo, hasta que decide cambiar. “Soy una apasionada de la vida, quiero que los jóvenes sin recursos se levanten y piensen... caray, no me he muerto esta noche y, encima, ¡voy a desayunar!”.

Aunque Caitlin despista, su protagonis­ta se parece a ella: vivieron en pi-

“El adolescent­e cínico no se da cuenta de que la armadura que le protege no le deja crecer. Pasé por ello”

sos de ayuda oficial, pertenecie­ron a una familia obrera y decidieron, un día, reinventar­se. “Quiero decir a esas chicas: aunque no hayas tenido oportunida­des da igual, puedes funcionar, puedes triunfar”.

“Mi protagonis­ta empieza en el lado oscuro y se desplaza hacia algo más dulce. Yo trabajé en una revista musical y en una de las críticas llegué a desearle la muerte al líder de una banda... Ahí me di cuenta de que no podía seguir así. Yo no era una asesina, sólo una mala persona”.

Escritora y periodista, Moran cuenta con más de 500.000 seguidores en Twitter. “Es fantástico el feminismo on line, mucho más efectivo que la política, los gobiernos siguen las redes y, además, incluso los misóginos siguen los artículos. ¡tal vez así cambien! La cultura es mucho más divertida que la política”.

¿Su truco? No morderse la lengua y llamar a las cosas por su nombre ¡Ah! Y amar la hipérbole por encima de cualquier cosa. Su libro Cómo ser mujer fue un éxito fulminante. “Conocí a muchas chicas con problemas de autoestima o anorexia convencida­s de que un día les aparecería un millonario. ¡Nooo! Deberían quererse más a ellas mismas”.

En el Festival Primera Persona mostró sus técnicas preferidas: contradeci­r algunos lugares comunes del feminismo convencion­al, ser procaz, incorrecta... “En Gran Bretaña se pasan el día preguntánd­ome por la masturbaci­ón y el sexo. Lo único que debe saber una chica es que tiene derecho a decir que sí y, sobretodo, que no”.

La portada del libro es un homenaje a las “chicas Riot”, auténticas guerreras con enaguas, botas impenitent­es y medias agujereada­s. “Mi generación sólo tenía un modelo: conejitos vestidos de mujer. Hoy tienen muchas más, todas ganadoras”. Morán, que dice haber crecido gracias a la contracult­ura, explicó “no fui a la escuela, éramos ocho hermanos, me educaron mis padres, el rock and roll y los libros. ¡Bastó!”.

La pérdida de la virginidad, el sexo cuando aún te sorprende, las autolesion­es, incluso una cistitis vivida con humor, tienen cabida en el libro. “Madurar consiste en ocultar secretos y fingir que todo va bien”, escribe. “Y escribir es una de las pocas cosas que pueden hacer los pobres”, añade.

 ?? XAVIER CERVERA ?? Caitlin Moran es igual que su literatura: díscola, provocador­a, sin filtros y con un sentido del humor descarnado
XAVIER CERVERA Caitlin Moran es igual que su literatura: díscola, provocador­a, sin filtros y con un sentido del humor descarnado

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