La Vanguardia

La transforma­ción pendiente de Barcelona

El próximo alcalde deberá decidir sobre la expansión urbana hacia el Llobregat y el Besòs

- SILVIA ANGULO LLUÍS SIERRA Barcelona

El nuevo alcalde que gobierne la ciudad de Barcelona después de las elecciones municipale­s tendrá que abordar retos urbanísti- cos menos llamativos –salvo la Sagrera y la plaza de las Glòries–, pero más cercanos a los vecinos, para reducir las desigualda­des provocadas por la crisis. Barcelona tiene pendiente su acercamien­to al Besòs y al Llobregat mediante la urbanizaci­ón de esos terrenos. Y la zona del Morrot, en caso de que repita mandato el actual alcalde, Xavier Trias.

En los próximos cuatro años Barcelona deberá volcarse en los barrios, en las zonas de la ciudad más desfavorec­idas, que han visto en estos tiempos de recesión la cara más dura de la crisis y que viven bajo la amenaza de cronificar la precarizac­ión de sus viviendas y la pobreza de sus habitantes. Así lo recogen la mayoría de programas electorale­s de las formacione­s políticas. La situación obligará a dejar de lado las grandes remodelaci­ones y a apostar por actuacione­s de microcirug­ía urbana, con proyectos más modestos, de escala de barrio, que incorporen la creación de actividad económica.

Para la historia han quedado los grandes acontecimi­entos y la euforia constructo­ra de sedes de em- presas o viviendas que se desató en las décadas anteriores. Quedan, eso sí, algunas grandes reformas como la de convertir la plaza de las Glòries en un parque central –aunque está por ver que la construcci­ón de los túneles pueda concluir en el próximo mandato– y, sobre todo, la culminació­n de la macroestac­ión de la Sagrera y sus entornos, cuestión que no depende del Ayuntamien­to y que está estrechame­nte ligada al dinero que llegue de Madrid. La inversión en la instalació­n ferroviari­a se ha demorado continuame­nte y el calendario ha sufrido tantas variacione­s que nadie se atreve ya a ponerle fecha de inauguraci­ón.

La recuperaci­ón económica será la clave de la transforma­ción urbanístic­a de Barcelona en los próximos años y en estos últimos meses se ha empezado a atisbar cierto optimismo. Las grandes ca- denas hoteleras están apostando fuerte por Barcelona con la intención de convertir edificios de oficinas –la torre Agbar o el Deutsche Bank– en grandes hoteles de lujo, una tendencia recibida con cierto recelo por algunos colectivos. Antes, las oficinas del centro se transforma­ban en pisos y aho- ra, en establecim­ientos hoteleros. Mientras, la construcci­ón de viviendas, paralizada durante estos años, regresa paulatinam­ente, con nuevos proyectos residencia­les, pero más mesurados que en las épocas de derroche.

Barcelona está hecha, pero en continua transforma­ción y con ansias de expandirse más allá de su término municipal, de rebasar sus fronteras naturales. Así los reflejan los planes presentado­s por Xavier Trias, con los que se propone colonizar la fachada fluvial del Besòs y el delta del Llobregat. El nuevo Plan General Urbanístic­o (el actual, el PGM, permanente­mente modificado, data de 1976), que se está redactando en colaboraci­ón con el resto de ayuntamien­tos metropolit­anos, deberá buscar la manera de coser el término municipal de la capital catalana con las ciudades de su entorno. Una antigua cuestión aún no resuelta, pero en la que urge empezar a trabajar cuanto antes. Esplugues, l’Hospitalet, Badalona, Santa Coloma y Sant Adrià viven de espaldas a la gran metrópolis y los ríos y las infraestru­ctu- ras funcionan como unas fronteras que parecen insalvable­s para los vecinos de un lado y el otro. La solución de reconverti­r los laterales de la B-23 en un paseo urbano es un buen inicio., pero a veces esta inconexión tiene una afectación que va más allá del urbanismo. Muchas empresas que se han afincado en la plaza Europa de l’Hospitalet han emigrado de Barcelona en busca de espacios más modernos, nuevos y baratos.

Urbanistas y arquitecto­s coinciden en señalar que estos años de crisis son una oportunida­d para repensar la ciudad y regresar a la escala vecinal, a los barrios, a las necesidade­s de los habitantes, más allá de la aplicación de servicios basados en las nuevas tecnología­s y la moda de las ciudades inteligent­es. El alcalde y candidato

Xavier Trias empezó a desgranar su programa urbanístic­o en Trinitat Nova. No es un hecho baladí escoger Nou Barris para hablar de regeneraci­ón urbana. El equipo de CiU propone convertir la margen barcelones­a del Besòs en un nuevo barrio con viviendas y actividad económica, desde las Tres Chimeneas, en Sant Adrià, hasta Vallbona, incidiendo en la mejora de los barrios más castigados por la crisis. Pero el ansia de expansión no se limita al lado del Besòs. También cuenta con un programa económico y urbanístic­o para el delta del Llobregat. Un proyecto, el 22@ Delta Industrial, en el que participar­ían El Prat y l’Hospitalet con las infraestru­cturas y los parques industrial­es y polígonos que tienen estas ciudades.

Ayer, Trias explicó el proyecto que se ha venido gestando en este mandato y que tiene como gran objetivo transforma­r el Morrot, ocupado por la ronda Litoral, una estación ferroviari­a y la instalació­n de contenedor­es. Hace cuatro años este proyecto incluía la creación de un nuevo barrio con miles de viviendas. Ante el rechazo del resto de partidos a apoyar esta operación residencia­l, finalmente se ha optado por ubicar en esta extensión de ocho hectáreas empresas y equipamien­tos universita­rios, ligados al clúster náutico, además de espacios de ocio. Otro de los puntos de la actuación es la ampliación de la ronda Litoral, partiendo de una acuerdo ya firmado con Fomento. La in- fraestruct­ura urbana se desdoblará y separará el tráfico de paso y el interno con un paseo peatonal. Estas actuacione­s traerían consigo una mejora considerab­le de la conexión entre Ciutat Vella, el Paral·lel y el Poble Sec con los barrios que rodean Montjuïc, la Marina de El Prat Vermell y la Zona Franca, ahora con serias dificultad­es de acceso con el centro de la ciudad, lo que les convierte en zonas periférica­s. En el aspecto logístico, sería una actuación capital para la integració­n de la instalació­n portuaria y los polígonos industrial­es.

Todo esto supone un conjunto de actuacione­s a largo plazo. “A 10, a 20, a 25 años”, dijo el candidato. De hecho, y como explicó el teniente de alcalde de Hábitat Urbano, Antoni Vives, en los cuatro próximos años se debería completar el traslado de las infraestru­cturas del Morrot a Can Tunis (Adif ya trabaja en los estudios técnicos), y poder poner la primera piedra de la reforma de la ronda Litoral. Ese largo plazo es el que hace necesario, según Trias, un gran consenso entre los partidos. El primer capítulo en el que deberían ponerse de acuerdo los grupos municipale­s sería la modificaci­ón del PGM para definir la edificabil­idad y los usos. Trias quiere convocar un concurso internacio­nal de proyectos, similar al que se hizo con Glòries. Relacionad­a con este proyecto, el programa de Trias incluye, para cumplir dentro de un solo mandato, la reforma del paseo de la Zona Franca como eje cívico.

En paralelo, el candidato socialista, Jaume Collboni, presentó ayer su programa urbanístic­o, acompañado del arquitecto, urbanista y número tres de su lista, Daniel Mòdol. Los socialista­s apuestan por el urbanismo social, dejando de lado las grandes transforma­ciones. Una “acupuntura” con la que se quiere incidir en los barrios periférico­s castigados por la crisis y que, a juicio de Mòdol, “sienten que han dejado de pertenecer a Barcelona, ya que la desigualda­d es tanta que no hay nada que les vincule con ella”. La intención del PSC es incorporar­los a la ciudad mediante la creación de “nodos urbanos” que permitan conectarlo­s de nuevo, mediante la creación de actividad económica y nuevos equipamien­tos que fortalezca­n el tejido cívico de estas zonas. El programa del PSC promete actuar en los diez barrios más pobres a través de la rehabilita­ción y mediante la creación de lo que han denominado “torres cívicas”, edificios que serían destinados a vivienda de alquiler, talleres ocupaciona­les o equipamien­tos.

Para Mòdol los pisos de los barrios de la periferia, situados en la montaña o en el Besòs, son “las nuevas barracas del siglo XXI”. “La crisis social y económica a la que ha estado sometida la ciudad nos ha permitido observar con claridad el fenómeno de la resilienci­a urbana, la capacidad de los ciudadanos para organizars­e colectivam­ente y hacer frente a esta situación tan complicada”. Este hecho, según Mòdol, pone de relieve la importanci­a de los espacios y equipamien­tos públicos, que se han visto intensamen­te utilizados. El modelo socialista busca revertir esta situación mediante microproye­ctos urbanos. Mòdol también incidió en la necesidad de recuperar el espacio público ya que, a su parecer ,en estos últimos años se ha mercantili­zado, y puso como ejemplo la pista de hielo que se instala en la plaza Catalunya.

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LLIBERT TEIXIDÓ Xavier Trias presentó ayer desde Montjuïc sus planes de transforma­ción de la ronda Litoral y sus entornos

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