Bin Laden pudo ser eliminado gracias a un soplo de 25 millones
Una investigación periodística cambia la versión de Obama sobre la operación
El periodista Seymour Hersh ha publicado una versión de la eliminación de Bin Laden totalmente distinta y menos valerosa que la explicada por el presidente Barack Obama.
Ahora resulta que la captura y posterior eliminación de Osama Bin Laden en una operación relámpago llevada a cabo por un comando estadounidense en territorio paquistaní quizá no fue tan audaz ni tan heroica como el presidente Barack Obama explicó en su día, sino que fue “un asesinato premeditado”, fruto de un chivatazo comprado por 25 millones de dólares. Esta es, al menos, la tesis del prestigioso periodista Seymour Hersh, publicada el domingo en la London Review of viera los programas de ayuda económica y militar que había empezado a reducir.
Hersh acusa a Obama de haber mentido con su versión consciente de que se trataba de un aspecto clave que contribuiría a su reelección en el 2012. El periodista compara la versión oficial con los cuentos de Lewis Carroll, el autor de Alicia en el país de las maravillas y mantiene que Obama actuó sobre seguro, consciente que un fracaso de la operación podía costarle tan caro como a Jimmy Carter el fracaso de la misión para liberar los rehenes en Teherán en 1980.
Hersh tiene credibilidad. Ganó el Pulitzer en 1970 por haber destapado la masacre de My Lai durante la guerra de Vietnam e informó antes que nadie de las torturas que practicaban militares estadounidenses en la cárcel de Abu Ghraib en Iraq.
Sin embargo, toda su historia sobre la caída del fundador de Al Qaeda descansa en una sola fuente que mantiene en el anonimato, un agente secreto que ya está jubilado. Esa es probablemente la causa de que los principales medios estadounidenses no le han hecho demasiado caso.
En la conclusión de su artículo, Hersh hace un reconocimiento de Obama en su empeño de conseguir un acuerdo nuclear con Irán y de enfrentarse por ello a la mayoría republicana en el Congreso, pero acaba con un alegato: “La mentira al máximo nivel sigue siendo el modus operandi de la política de Estados Unidos, junto con las cárceles secretas, los ataques con aviones no tripulados y las redadas nocturnas que se deciden a espaldas de la cadena de mando”.
La respuesta de la Casa Blanca no se hizo esperar. Ned Price, portavoz para asuntos de seguridad nacional, declaró que “hay demasiadas inexactitudes y afirmaciones sin fundamento en este artículo”. Más contundente fue Michael Morell, ex director de la CIA. “Cada frase era un error”.
El jefe de Al Qaeda era inofensivo y estaba enfermo, según el autor del artículo, Seymour Hersh, premio Pulitzer
Books. “La CIA no descubrió el paradero de Bin Laden mediante el seguimiento de sus correos (…) sino a partir de un ex oficial de inteligencia paquistaní que traicionó el secreto a cambio de la recompensa de 25 millones de dólares ofrecidos por los EE.UU. y aunque Obama ordenó la incursión del comando que la llevó a cabo, muchos otros aspectos de la versión de la administración eran falsos”, sostiene Hersh.
La versión oficial sostenía que el raid había sido una operación secreta de la que Estados Unidos no informó al Gobierno de Paquistaní y Hersh sostiene que Osama Bin Laden se encontraba muy enfermo, era ya inofensivo y fue prácticamente entregado por las autoridades paquistaníes, que lo tenían custodiado en la ciudad turística de Abbottabad, a 60 kilómetros de Islamabad, donde hacía vida a la luz del día. Si Pakistán accedió a entregarlo fue, según los testimonios de Hersh, para que Estados Unidos mantu-