Una entrada de aire sahariano dispara los termómetros
El termómetro alcanzará mañana los 38ºC en el Pla de Lleida y 40 en Andalucía
Los mapas del tiempo dibujan un progresivo aumento de temperaturas sobre toda la Península, que alcanzarán su momento álgido mañana miércoles. A una prolongada situación anticiclónica que se ha venido manteniendo, se une ahora la llegada de aire cálido acompañado de polvo sahariano procedente del sureste (Canarias) que hará penetrar la calima en la mayor parte de España. Temperaturas por encima de lo habitual en esta época del año se mantendrán, en general, hasta el 20 de mayo aproximadamente.
“No es una ola de calor, pero sí estamos ante temperaturas inusualmente altas para un mes de mayo”, explica Oriol Puig, director del Servei Meteorològic de Catalunya, para resumir el tiempo caluroso de estos días, propio de los días de verano.
La Agencia Estatal de Meteorología (Aemet) prevé que en algunas zonas del centro y el sur de España los termómetros podrán superar los 40 grados esta semana en algunos puntos de la Península, aunque no se descarta que la previsión actualizada de hoy apunte registros incluso más elevados. En gran parte del interior peninsular (mesetas, valle del Ebro, Madrid...), se esperan temperaturas de entre 32 y 36 grados centígrados. “Se trata de temperaturas excepcionales, con valores de hasta 10 y 12 grados por encima de lo normal”, confirma Ana Casals, portavoz de Aemet.
En Catalunya, la previsión es un aumento progresivo de temperaturas, con máximas que se alcanzarán mañana, cuando los termómetros pueden situarse entre los 33 y los 38 grados en las co- marcas de Ponent y el interior de las Terres de l’Ebre. Las temperaturas máximas oscilarán entre los 31 y los 36 grados en el resto de zonas del interior de Catalunya (Osona...) y el Prelitoral, mientras que en la costa no serán tan elevadas (de 26 a 31 grados). No obstante, el Servei Meteorològic cree que en muchas zonas de la costa las subidas quedarán frenadas por la entrada de niebla procedente del Mediterráneo.
El aire caliente que afectará a Catalunya (y al conjunto de España) hasta el jueves crea condiciones meteorológicas propias del verano, explica Oriol Puig. Así, por ejemplo (y éste es un indicador representativo), a una altura de 1.500 metros por encima de la superficie de la Tierra, la temperatura rondará el miércoles los 22 o 24 grados, mientras que la media histórica (a tenor de los datos recopilados por el SMC) es de 10 grados, lo cual significa que la temperatura será entre 12 y 14 grados más que la media histórica. La situación puede provocar récords de temperaturas para esta época del año. No obstante, ha habido dos episodios previos de fuerte calor en mayo: uno, el 12 de mayo del 2012 (cuando alcanzaron valores de entre 30 y 35 grados en el interior del país, y picos de hasta 38,2 grados en la Ribera d’Ebre), y otro, del 28 al 31 de ma- yo del 2001 (cuando se midieron entre 33 y 36 grados en buena parte del interior y en del Prelitoral).
¿Y cuándo bajarán las temperaturas? En el conjunto de España, a partir del jueves, la masa de aire cálido se retirará y habrá un importante descenso térmico –fenómeno que se apreciará primero en el cuadrante noroeste de la Península: Galicia, Asturias...– pero en la Comunidad Valenciana puede darse un repunte de los termómetros. En cualquier caso, las temperaturas seguirán siendo superiores a lo habitual. Incluso, es previsible que a partir del sábado (y al menos hasta el lunes) vuelvan a subir de nuevo, añade Ana Casals.
El calor ya empieza a pasar factura. El cereal de secano del Pla de Lleida, cebada y trigo principalmente, registrará pérdida de entre el 30% y el 70% a causa de las altas temperaturas y la falta de lluvias los últimos días, según Lluís Viladrich, responsable de los cultivos herbáceos del sindicato agrícola JARC. El sector no recuerda un inicio del mes de mayo con unas condiciones meteorológicas tan adversa. Por esta misma razón, el riesgo de incendio forestal se ha agravado en buena parte de Catalunya, y ya es alto en numerosas comarcas interiores, lo que obliga a los agentes rurales a extremar el control de circulación de los vehículos en determinadas zones forestales.