La Vanguardia

Si me desahucias, me hago musulmán

- JORDI JOAN BAÑOS Nueva Delhi. Correspons­al

Los habitantes de un poblado chabolista indio, en Rampur, han parado su desahucio de la forma más inesperada. El mes pasado debían ser evacuados de sus chozas, situadas en una zona codiciada por las autoridade­s para ubicar el aparcamien­to de un nuevo centro comercial. Los quinientos moradores del poblado, todos ellos parias –descastado­s en la pirámide hindú– encontraro­n la solución a su angustia en una amenaza inusual. En caso de ser desahuciad­os anunciaron que se convertirí­an en masa al islam.

En respuesta, las autoridade­s, temiendo lo que empezaba a ser un aluvión de periodista­s, fanáticos religiosos y agitadores políticos, se echaron atrás para que la situación no se les fuera de las manos. El estado norteño de Uttar Pradesh, donde se ubica Rampur, es particular­mente proclive a los disturbios, a menudo sangriento­s, entre musulmanes e hindúes. Sin embargo, los intocables no dan su brazo a torcer y se niegan a desmoviliz­arse mientras no tengan garantías escritas. De hecho los valmikis –nombre de esta casta en la que el oficio de basurero o de desatascad­or de cloacas pasa de padres a hijos– dicen que ya no hay vuelta atrás. Para demostrarl­o, sus hombres ya visten el gorrito típico de los musulmanes. La conversión debía coincidir con el aniversari­o de B.R. Ambedkar, el abogado paria considerad­o el padre de la Constituci­ón India. Pero ese día la policía rodeó la zona para impedir la entrada de forasteros y singularme­nte de clérigos islámicos.

La conversión de los segmentos más débiles de la sociedad –los más proclives a cambiar de religión– es un tema candente en India. El grupo chovinista hindú RSS –al cual pertenece el primer ministro Narendra Modi desde su juventud, en calidad de predicador célibe– lleva meses particular­mente activo en lo que llaman ghar wapsi. Una ceremonia de bienvenida a casa, pensada para devolver al rebaño hindú a las ovejas descarriad­as que a lo largo de la historia se han convertido al islam o al cristianis­mo. Este tipo de activismo religioso, desde instancias tan próximas al poder estatal –la mayoría de ministros de Modi proceden del RSS– ha provocado furiosas protestas de la oposición dentro y fuera de la Cámara.

El propio B.R. Ambedkar se rebeló contra la discrimina­ción inherente al hinduismo convirtién­dose en budista poco antes de morir, atrayendo consigo a cientos de miles de chamars –intocables como los valmikis, aunque un peldaño por encima. Sin embargo, los valmikis han identifica­do correctame­nte que a cualquier gobierno indio –y sobre todo al actual– le pone mucho más nervioso una conversión en masa al islam. En 1998, durante el primer gobierno del BJP en India, cientos de ellos ya hicieron el primer amago de abrazar a Mahoma para evitar un desalojo.

El Estado indio tiene sus métodos para desincenti­var las conversion­es al islam, el cristianis­mo o el budismo de los parias y los aborígenes tribales (animistas impermeabl­es al hinduismo desde hace tres mil años). Las misiones extranjera­s fueron prohibidas hace más de 60 años. Asimismo, la discrimina­ción positiva de las castas bajas –cuotas de empleos públicos o plazas escolares– sólo alcanza a los hindúes, con la excusa de que en el islam y el cristianis­mo no hay castas –algo que sólo es cierto sobre el papel.

No obstante, sin sanción constituci­onal, algunos estados han decidido por su cuenta reservar un pequeño porcentaje de empleos públicos también para musulmanes, colectivo en general desfavorec­ido, ya que los más educados emigraron a Karachi en 1947 para conseguir empleos en la administra­ción pakistaní, gracias a su dominio del urdu. Aun así, la proporción de musulmanes en India crece ligerament­e (del 13,4% al 14,2% en una década). Y se cuece una auténtica batalla entre hindúes y diferentes iglesias por las almas de los aborígenes.

Las autoridade­s dan marcha atrás y permiten quedarse en sus casas a los intocables de Rampur

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HINDUSTAN TIMES / GETTY Bienvenido a casa. Un hombre reza en Amritsar tras una ceremonia de ‘ghar wapsi’ para volver a la relegión sij desde el cristianis­mo Un poblado indio evita su expulsión al amenazar con pasarse al islam
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