La Vanguardia

Oferta: dos por uno

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El domingo Jordi Basté explicaba, en la página de La Vanguardia que cada semana comparte con el gran Toni Batllori, que el jueves entrevistó a Pablo Iglesias, y que este le explicó que desde octubre no había podido ir a su peluquero habitual y por eso la coleta le había ido creciendo, hasta que finalmente el miércoles pudo ir y cortársela un poco. Basté acababa el retrato con las palabras: “Iglesias se va, con su grupo, dando la sensación de que vive agotado”.

Pues que se busque un doble. Todos los políticos deberían tener uno, para aligerarle­s el trabajo, y más en campaña electoral, cuando los actos en los que tienen que participar se multiplica­n hasta el punto de que necesitarí­an tener el don de la ubicuidad para estar en dos o tres sitios diferentes a la vez. Cuando yo era jovencito escuchaba a menudo rumores que decían que Franco tenía dos, no porque tuviese que ir a pescar atunes en dos ríos simultánea­mente o a inaugurar tres pantanos al mismo tiempo, sino porque temía un atentado. No sé si era verdad o no, como tampoco sé si era

Todos los políticos deberían tener un doble, y más en campaña electoral

verdad que Stalin tuvo muchos, el último de los cuales –un tal Rashid– estaba obligado a fumar el mismo tipo de tabaco y a beber la misma dosis de vodka que él. También dicen que Fidel Castro tuvo un doble, y otro George W. Bush, y otro Manuel Noriega, y otro Mao Zedong. De Hitler dicen que tuvo diversos, del último de los cuales –Gustav Weler– era el cadáver que apareció en el famoso búnker de Berlín donde el dictador supuestame­nte se suicidó. Vete a saber.

Ahora, un diputado mexicano –Renato Tronco Gómez, del estado de Veracruz– ha convocado un concurso para encontrar un doble que le permita atender las numerosas obligacion­es de su cargo. La diferencia con los casos mencionado­s es que él no lo esconde y lo hace público. En una entrevista a la agencia Associated Press explica que su doble cobrará, como asistente suyo, parte del dinero que él tiene asignado como diputado. Evidenteme­nte, tendrá que aprender a hablar y a comportars­e como él y empollarse su retórica política. Todo eso quedará explicitad­o en un contrato de trabajo en el que se detallarán sus obligacion­es. Dice Tronco Gómez: “No pretendo engañar a nadie porque el doble siempre se presentará como doble. Si lo hacen cantantes y comediante­s, ¿por qué yo no? Por eso he buscado qué posibilida­des tengo para utilizar un doble sin vulnerar la ley, ni encontrarm­e con problemas legales. Mi doble no podrá asistir a las sesiones del Parlamento. No puede porque se tiene que firmar con huella digital y no me pienso cortar el dedo para dárselo. Como esta habrá muchas reglas más”. Explicita unas cuantas: no podrá vivir en su casa, ni ejercer de padre de sus hijos... La última: “No se podrá ir a la cama con mi señora”. Que el doble mejorase al original sería motivo de conflicto, supongo.

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