“Yo no sé hacerlo a la brava”
Pep defiende un fútbol reflexivo frente a la épica de la afición
Como ha sucedido en Barcelona, el debate sobre la esencia del juego está en plena efervescencia en Munich en coincidencia con una serie de malos resultados que puede culminar con la posible eliminación de la Liga de Campeones. El estilo de Guardiola no concuerda con la tradicional impetuosidad del club bávaro, pero precisamente para eso fue fichado el técnico de Santpedor, para imprimir su sello en un fútbol ganador aunque de raíz simple. El entorno del Bayern empuja hacia la épica para intentar una remontada milagrosa, el entrenador ni quiere ni puede apartarse de su método, fundamentado en la posesión y la paciencia. En medio del debate, la portada del Bild fue monopolizada por unas declaraciones en las que Franz Beckenbauer, presidente honorífico, insta a Pep a pronunciarse sobre su futuro, cosa que hizo al comienzo de la conferencia de prensa previa al partido: “Lo he dicho 200 millones de veces. Tengo un año más de contrato. Yo me quedaré aquí. Eso es todo”. El pasado domingo, después de la derrota contra el Augsburgo, se remitió al final de la temporada para dar una respuesta.
La situación de Guardiola es delicada. Ha recibido más críticas en el último mes en Munich que en sus cuatro temporadas en Barcelona y su discurso refleja la tirantez que flota en el ambiente.
¿EL PRESTIGIO EN JUEGO? “Yo no estoy aquí para ser el mejor, eso no está bien; mierda, con perdón”
Ayer le preguntaron si está en juego su reputación como mejor entrenador y la respuesta resultó vehemente: “Yo no estoy aquí para ser el mejor. Eso no está bien. Mierda, con perdón. Yo estoy aquí y quiero contribuir a este equipo, igual que en el Barcelona di lo mejor de mí. Aquí en Munich también lo estoy haciendo. Si después es suficiente para las leyendas, los periodistas, los exjugadores y el presidente, ya lo dirán ellos. Yo estoy contento si mi relación con los jugadores es buena. Yo soy feliz, he ganado mucho y es un sueño estar aquí. En el Barça gané muchos títulos y siempre dije que los ganaba porque tenía grandes jugadores. Aquí es lo mismo. Mañana (hoy) haremos todo lo posible por pasar. En Barcelona atacamos poco y eso lo mejoraremos, pero yo estoy aquí con chándal y no juego”.
En el fondo de todas las divergencias aparece una cuestión cultural, el debate sobre el estilo. Lo que en Barcelona es un dogma sujeto a permanente escrutinio, en Munich es algo prescindible si no sirve para ganar títulos en un club que hace dos años conquistó el triplete a la vieja usanza. Hoy, la afición bávara pide arrebato. Pep, por su lado, pretende que se imponga la racionalidad. “Yo sé lo que la gente desea, que es ir al ataque –reconoció el técnico de Santpedor–, pero tenemos que controlarnos porque si el Barça marca uno habrá que hacer cinco goles. Tenemos que utilizar el co-
razón pero también el cerebro”.
Cualquier decisión de un entrenador metódico y abnegado como Guardiola se sustenta en una lógica implacable. Ayer reforzó sus argumentos con la experiencia de la eliminación en las semifinales del año pasado: “El Madrid vino con un 1-0 y el Barça llega con un 3-0. Entonces nosotros no tuvimos paciencia, quisimos ir todos al ataque y en las contras llegaron los goles del Madrid. Por eso hay que defender. A los atacantes del Barça no los puedes controlar con espacios. Cada vez que perdimos un balón en Barcelona nos hicieron una ocasión porque con regates y driblings se imponen en cada jugada”. La propuesta de Pep para hoy consiste, pues, en moldear el partido como hizo en el Camp Nou, concediendo mayor protagonismo al juego que al cronómetro, pero corrigiendo el gran déficit que tuvo el Bayern en Barcelona: la incapacidad de generar oportunidades de gol. “Es evidente que para estar en Berlín tenemos que hacer goles. Cómo los queremos hacer es la gran pregunta –reflexionó–. Yo no sé hacerlo a la brava. Yo no sé entrenar a mis equipos de forma desorganizada”. “La gente piensa que tenemos que atacar mucho, pero lo primero que hay que hacer es defender bien”, insistió.
Guardiola elogió la competitividad de sus jugadores, lamentó las bajas de Robben y Ribéry y definió al Barcelona como el mejor del mundo en el contraataque. ¿Cree en un milagro? “Sí, tenemos calidad para intentarlo. No nos resignamos. Es un partido de fútbol. Es la sexta vez que estoy en una semifinal (en seis participaciones, cuatro con el Barça y dos con el Bayern), lo que es un sueño. Lo vamos a intentar, los jugadores quieren y tenemos calidad”.
Thomas Müller, que en el Camp Nou expresó divergencias con el entrenador al ser sustituido, se mostró dispuesto a seguir “la ruta que nos marque Guardiola en el entrenamiento”. “Iremos con un plan y no será un plan tonto”, aseguró el atacante alemán, verdugo del Barça en 2013 con
EL PLANTEAMIENTO “La gente piensa que tenemos que atacar mucho, pero lo primero es defender bien”
tres goles. “Tenemos una espina clavada desde el miércoles y queremos sacarla. Estamos on fire y queremos rehabilitarnos. En el fútbol todo es posible. No soñamos que será como contra el Oporto (el Bayern superó los cuartos con un 6-1 en casa que remontaba el 3-1 de la ida), pero lo intentaremos”. En esencia, el Bayern nunca se ha rendido.
EL FUTURO “Lo he dicho 200 millones de veces: tengo un año más de contrato y me quedaré aquí”