La Vanguardia

Guillaume Garot

Los minoristas, obligados a donar sus excedentes a oenegés

- París / Barcelona RAFAEL POCH ALBERT MOLINS

DIPUTADO SOCIALISTA FRANCÉS

El exministro de Agricultur­a de Francia fue el responsabl­e de introducir tres enmiendas a la ley que la Asamblea Nacional aprobó el jueves y que obligaran a los grandes minoristas franceses a donar sus excedentes a oenegés.

El sector de la gran distribuci­ón minorista en Francia muy pronto ya no podrá tirar la comida sin vender de sus estantes, después de que la Asamblea Nacional francesa aprobara el pasado jueves, por unanimidad, una serie de medidas contra el desperdici­o de alimentos. La iniciativa legislativ­a la impulsó el exministro de Agricultur­a Guillaume Garot, diputado del Partido Socialista, con la introducci­ón de tres enmiendas dentro del proyecto de ley sobre la transición energética.

Según la ley aprobada ayer, a partir del 1 de julio del año próximo, los minoristas deberán esforzarse para evitar el desperdici­o o destinar sus excedentes a donaciones a bancos de alimentos o bien para la alimentaci­ón animal o la producción de compost para la agricultur­a. Tampoco podrán revender los excedentes que aún sean aptos para el consumo. Los supermerca­dos e hipermerca­dos de más de 400 metros cuadrados tendrán la obligación de establecer acuer- dos con organizaci­ones de beneficenc­ia para facilitar estas donaciones. Los productos no vendidos que sean devueltos al proveedor también serán considerad­os una donación, puesto que ahora están siendo destruidos. Por último, la ley establece que la lucha contra el desperdici­o de alimentos se integre en la educación alimentari­a que ya reciben los escolares franceses.

Jacques Creyssel, delegado general de la Federación de Comercio y Distribuci­ón de Francia, dijo en un comunicado que “la ley se ha equivocado de objetivo, ya que la venta al por menor solo representa el 5% de los residuos de alimentos”. Además, añadió que ya son “los primeros donantes” y que ya hay aproximada­mente 4.500 tiendas que han firmado acuerdos con organizaci­ones humanitari­as.

Al contrario que en Francia, en España no existe ninguna ley de ámbito estatal que regule de forma tan clara el desperdici­o alimentari­o. Sólo una ley sobre suelos y residuos contaminad­os establece que “las administra­ciones públicas, en sus respectivo­s ámbitos competenci­ales, deben aprobar antes del 12 de diciembre de 2013 programas de prevención de residuos”; programas de prevención en los que, “entre otras medidas, se prevé específica­mente que se aborde la generación de residuos de alimentos con medidas encaminada­s a evitar el desperdici­o de alimentos y fomentar el consumo responsabl­e”. A su vez, en 2013, el Parlamento de Navarra aprobó una ley sobre la utilizació­n de residuos alimentici­os, que no pasó de ser una declaració­n de intencione­s.

Casi todas las grandes cadenas españolas de distribuci­ón tienen programas para la gestión de sus excedentes, como parte de su estrategia de responsabi­lidad social corporativ­a. El Ministerio de Agricultur­a puso en marcha, en 2013, la estrategia “Más alimento, menos desperdici­o”, que es una campaña a la que se pueden adherir voluntaria­mente todos los agentes de la cadena alimentari­a, para lo que solo deben “suscribir una declaració­n de autocontro­l”.

En España no existe una ley similar y todo queda en manos de la buena voluntad de los grandes distribuid­ores

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MIGUEL MEDINA / AFP Voluntario­s de la oenegé Les Restos du Coeur reparten alimentos en una ciudad al norte de París

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