Una casa como Dios manda
El Mirador del Montserrat, algo más que buenas vistas
Manresa 1969. Poca oferta gastronómica de calidad. Hotel Santo Domingo, Astoria, El Suís, Perdiu, Aligué (entonces “mongetes i butifarra”), El Casinet, Lice y poca cosa más. En la comarca: Patoi en Navarcles y el Molí de Boixeda.
Jaume Torras Perramón, que había trabajado en el hotel Colón de Barcelona y en la Abadía de Montserrat, decide adquirir un solar en Santpedor e instalar junto con su esposa, Rosa Anguera, un restaurante “com Déu mana”. Lo bautizan como El Mirador del Montserrat ya que sus vistas de nuestra emblemática montaña son sensacionales. Abre antes de la Navidad de 1969 para aprovechar el “tirón” de dichas fiestas, pero una gran nevada casi arruina su proyecto. A punto de tirar la toalla, uno de los grandes empresarios manresanos de la época, Josep Alter, comenzó a ser asiduo, les animó, llevó a personajes influyentes de la ciudad y les “echó unos buenos cables”. Empezó a ser un restaurante de referencia en la zona y además de su excelente cocina 5 a Taula recuerda sus fondues (la de queso o la bourguignonne) y sus plateau de fromages. Paralelamente, se implicó muchísimo con el Gremi d’Hosteleria y fue uno de los principales artífices de las Jornades Gastronòmiques del Bages, que se celebran en Manresa a partir de 1983.
En 1991, su hijo Josep Torras Anguera se pone al frente después de haber pasado por Arzak, Akelarre, Reno, Zalacaín y un largo etcétera.
Josep, sin dejar de apostar por la continuidad de sus platos tradicionales, va introduciendo innovaciones adaptadas al territorio. Su cocina es de mercado con toques de creatividad y productos de máxima proximidad y sigue siendo una referencia. Al frente de la sala ejerce con gran profesionalidad Maribel Rivero, su esposa
Su carta de vinos es amplia y predominan, como debe ser, los vinos de la D.O. Bages como los Abadal y el Lafou.