Un cristiano japonés en la OBC
Es usual que durante la Pascua se celebren en Japón conciertos con, por ejemplo, la Pasión según san Mateo de Bach. La tradición cristiana es bien conocida en el país del Sol Naciente, aunque sólo un 1% de la población profese esta religión. Ahora bien, lo que no resulta tan lógico es que esa Pasión tenga lugar en una aldea, que el conjunto sea japonés y que interprete un barroco impecable con instrumentos originales.
El artífice de tal exotismo es el director, organista y clavecinista Masaaki Suzuki, que hace tres lustros fundó el Bach Collegium Japan y encaró con deportividad las críticas del europeísmo recalcitrante, que no entendía qué tendría que ver Japón con Bach como para atreverse a grabar un CD. Ahora, este enamorado del Bach –“es mi pasión, pero también me dedico a Mozart, Haydn, Beethoven, Mendelssohn, Mahler...”– llega a L’Auditori como invitado de la OBC a dirigir un programa curioso, que combina el ballet Pulcinella de Stravinsky y la bien conocida Sinfonía núm. 40 de Mozart.
“Stravinsky, que es de los compositores más honestos con sus propios sentimientos, con su triste exilio francés y luego estadounidense, le debe mucho a la música barroca. En este Pulcinella, un ballet basa- do en una música que en tiempos de Stravinsky se atribuía a Pergolesi, compuso algo muy nuevo basándose en la música antigua. Una suerte de cubismo musical en el que encontramos que la dominante y la tónica vienen al mismo tiempo, como si se tratara de una pintura de Picasso. Y bueno, una vez has explorado la música antigua adecuadamente puedes apreciar y disfrutar de lo que hizo Stravinsky. Por eso funciona confrontarla con esta sinfonía de Mozart, una de mis favoritas, pues encierra toda la simplicidad y la inocencia con la que Stravinsky reaccionó a la música antigua”.