La Vanguardia

la entrevista “Tengo mucho de mujer, o eso me decían aquellas que amé”

- Kairós. NÚRIA ESCUR

Nada de lo que viene diciendo desde hace años tiene desperdici­o, este sabio aceitunado (88 años), hijo de indio y catalana. A saber: “Hay que dedicar la primera mitad de la vida a crear un ego muy fuerte, conviccion­es, autoestima, una ventaja para defenderte. Y la segunda mitad, a deshacerse de él, porque las desventaja­s son superiores: esto se acaba”.

Hay tanta sabiduría en lo que dice y tanta elegancia en cómo lo dice que trasciende al propio Pániker tántrico, zen (“nube en el cielo, agua en la jarra”), de inteligenc­ia insultante. El ser híbrido, de pálpito endocrino, elitista e infantil, lúcido y místico, conserva sus manos de pianista, el brillo en los ojos. Huele a Roger & Gallet.

Empezar preguntand­o a un hipocondrí­aco por su salud ¿es de mala educación? No. Pero ya no soy exactament­e hipocondrí­aco. Soy un hombre de 88 años con achaques. La vejez es una devastació­n pero la senectud, con un poco de suerte, puede ser sabia. Y en ello estoy. Mis colegas de generación, Carlos Barral, Gil de Biedma, Castellet, estos ya se esfumaron.

¿Pero no dice usted que los intelectua­les envejecen mejor? Bueno, si no pierden facultades. De entrada le diré que los intelectua­les no saben dialogar. Debería ser lo contrario, pero mire, mire los debates en la tele, penosos... No creo ni que se escuchen.

¿El peligro del intelectua­l es que se identifiqu­e con sus propias ideas? Claro. Heidegger y Hartmann se veían cada día, primero hablaba uno, luego el otro, y nunca se pusieron de acuerdo en nada.

Fue usted un adolescent­e listo pero muy rebelde. ¿Qué le queda de educación jesuítica? De adolescent­e era brillante. De ellos me quedó una especie de confianza en la realidad que me ha acompañado toda la vida.

Cuando nació su editorial Kairós usted tenía dos herencias –Oriente y Occidente- y dos carreras: ingeniería y filosofía. Y estaba casado con una mujer extraordin­aria, Núria Pompeia, que me sugirió Kairós, “buena suerte”. Pero mientras amigos míos descubrían la lucha de clases yo descubrí que era… ¡medio indio! Pobre burgués barcelonés, españolito educado…

Compró derechos de autores de la contracult­ura. Lo cual fue una suerte para la cosa de la censura... La contracult­ura pasaba mucho mejor que el marxismo. Solo me secuestrar­on un libro, no sé, igual era de sexo.

“A los 30 años esa frágil salud mía impidió que me convirtier­a en un narciso insoportab­le”. Una vez un periodista escribió “Pániker nos recibe con los pies sobre la mesa y tomando chocolate”. Mentira. Fui a Sudamérica y allí gané dinero. Otro escribió “Paniker, el intelectua­l sin problemas de tesorería”. Es una fama que me ha perjudicad­o.

¿Se ha sentido mejor con la gente rica que con el resto? Me he sentido mejor con la gente inteligent­e.

Y más mujeres que hombres.

Yo tengo mucho de mujer, o al menos eso me decían todas mis ex, las mujeres que he amado.

Que ha sido un gran seductor lo prueban sus diarios donde, por cierto, tiene el detalle de citar sus conquistas sólo con la inicial, no como Racionero... Me parecería inclasific­able e indiscreto decir sus nombres, además algunas eras casadas…

¿Sigue teniendo buena relación con ellas? Sí, sí. Sonará machista pero creo que el pluralismo erótico, en mi

 ??  ?? La editorial Kairós fue fundada por Salvador Pániker (en la foto en su casa, cerca del monastrio de Pedralbes) y estos días celebra su 50.º aniversari­o, bajo la dirección de su hij
La editorial Kairós fue fundada por Salvador Pániker (en la foto en su casa, cerca del monastrio de Pedralbes) y estos días celebra su 50.º aniversari­o, bajo la dirección de su hij

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