La eternidad de Los Vivancos
Son Elías, Judah, Josua, Cristo, Israel, Aarón y Josué. Y son Los Vivancos. Una compañía formada por siete hermanos nacidos del mismo padre y diversas madres –su prolífico progenitor tuvo más de una treintena de vástagos– que triunfan por el mundo con su mezcla de flamenco, artes marciales, danza y acrobacias. Y que ahora, tras tres años de gira con el espectáculo Aeternum –que les ha llevado por Londres, Nueva York y Moscú– vuelven a Barcelona, de donde, junto a Reus, proceden sus integrantes, para despedir este montaje antes de estrenar otro, más rockero, a final de año.
Elías Vivancos cuenta que Aeternum representa un paso adelante en su carrera, un espectáculo más maduro, teatralizado y con una puesta en escena muy cuidada que combina el flamenco con los grandes saltos del ballet, las artes marciales, la música que tocan los hermanos en directo, las acrobacias y el circo. “Hay un virtuosismo muy depurado con momentos muy espectaculares”, señala, y recuerda que gracias al éxito del montaje anterior han tenido acceso a un gran equipo creativo, con Fernando Velázquez –autor de las bandas sonoras de Lo imposible y El orfanato– y Daniele Finzi Pasca, artífice del Corteo de Cirque du Soleil y que para Elías ha empujado a una mezcla interesante: “Él busca el detalle, la sutileza, la fragilidad del artista en escena, y nuestro trabajo es el opuesto, la fuerza del artista, coreografías poderosas, descaradas, con mucho efecto”.
El título Aeternum, recuerda, “habla de la idea de que cualquier hombre vulgar puede rozar la eternidad a través del arte. Que grandes artistas siguen vivos hoy a través de sus creaciones. Cada número del espectáculo representa algo de lo eterno, del alma. Y en ese sentido en escena hay fantasmas y demonios para mostrar la lucha entre la luz y la sombra, el bien y el mal, en el alma del hombre. Una lucha que pasa en escena de la oscuridad a la luz”.