Musk, el fundador de PayPal, ¿un visionario del transporte?
El emprendedor apuesta por el coche eléctrico y los vuelos espaciales
Elon Musk. Recuerden su nombre. Nacido (blanco) hace 43 años en Sudáfrica. Físico y multi-emprendedor con un palmarés impresionante en el negocio de convertir “locuras” en ideas rentables. Creador de PayPal, el mayor sistema global de pagos en línea. Director ejecutivo de Tesla Motors, entró de lleno en la creación del primer automóvil totalmente eléctrico y viable para la producción a gran escala. Presidente de Solarcity, que suministra electricidad renovable a los automóviles de Tesla y trabaja en una batería revolucionaria de litio para conseguir energía barata en millones de hogares. Por último, destina lo que le queda de energía en abaratar los vuelos espaciales para democratizarlos y preparar la (necesaria) colonización del planeta Marte, para garantizar perpetuamente la vida humana. ¿Realmente estupefaciente, o no?
Ya desde sus primeros pasos humanos el niño Elon mostraba la virtud de aprender sin parar. Y leer, hasta diez horas diarias según su hermano Kimbal, ciencia ficción. Mucha. Y la Enciclopedia Británica. Con diez años, compra su primer ordenador. 1981. A los doce, vende su primer programa –Blastar, un juego espacial– por el equivalente de 500 dólares, 1.200 en dólares de hoy; 1.075 euros. Decide irse de casa a los diecisiete para evitar el ejercito militar obligatorio –“servir en el ejército sudafricano para reprimir a la gente negra no me pareció una buena forma de emplear mi tiempo”– y seguir la llamada del sueño americano–, ahí es donde son posibles las grandes cosas”–. En 1992 estudia en la prestigiosa Wharton School en la Universidad de Pensilvania. Administración de Empresas y Física. Y entonces en al- gún momento antes del 1995 tuvo su gran visión y enseguida se hizo multimillonario con la venta de PayPal. Su primera empresa Zip2 gestionaba el desarrollo y mantenimiento de sitios en internet para medios de comunicación. En 1999, cuatro años después de su creación gestionaba casi 200 sitios web. La fruta estaba madura y Compaq la compró a finales de 1999 –antes del pinchazo de la burbuja especulativa– por 300 millones de dólares (268 millones). Ya le daba vueltas a un sistema de pagos por internet. De ahí sale PayPal. En octubre del 2002, eBay compra PayPal por 1.500 millones de dólares en acciones. Elon Musk tenía el 11,7% de PayPal y ganó 150 millones de dólares (135 millones) en acciones de eBay. De PayPal salieron talentos que encontraron acomodo en YouTube, LinkedIn, Jammer y Yelp.
A Musk le quedaban dos objetivos: facilitar la construcción y circulación de vehículos eléctricos mejorando su capacidad de almacenar energía y abaratar costes en la industria espacial con el objetivo de colonizar el espacio (Marte en 2026 para ir haciendo boca). En plena histeria mediática hacia este emprendedor mesiánico, algunos han llegado a escribir que es el Henry Ford de la industria del automóvil, obligada inexorablemente a reconvertirse y apostar por la electricidad almacenada como fuente de energía.
Hoy, ElonTusk vive a un ritmo vertiginoso. Trabaja entre ochenta y cien horas semanales. Ya era un adicto al trabajo en sus años universitarios –“todos trabajábamos veinte horas, él, veintitrés” afirma un entrevistado en la biografía “Elon Musk:Tesla, SpaceX y la búsqueda de un futuro fantástico”. Elon, recientemente divorciado, es padre de cinco criaturas muy especiales (gemelos y trillizos separados por dos añitos). De hecho, cuando tuvo su visión, cinco eran también las cosas que más afectarían a la humanidad en el futuro: internet, energía sostenible, exploración espacial, y en particular la expansión permanente de la vida más allá de la Tierra, la inteligencia artificial y la reprogramación del código genético humano. Ni más ni menos.
Tesla fabrica coches eléctricos caros y la batería del futuro y SpaceX abarata el vuelo espacial