Sánchez, en manos de la piedad
Las elecciones municipales y autonómicas tienen una complicación: se pueden examinar desde muchas perspectivas, por número general de votos, por número de concejales, por ayuntamientos más importantes y por comunidades autónomas gobernadas. En cualquier de esas perspectivas, el partido que peor lo tenía era el socialista. Lo tenía todo en contra: su imagen de fortaleza, su crisis de liderazgos territoriales y, sobre todo, la presencia de Podemos, que le muerde descarnadamente en simpatía, en arrastre de votos y en atractivo por el cambio que promete ante un electorado insatisfecho por las políticas conservadoras de los últimos años.
El resultado obtenido ayer ha sido el que corresponde a esa realidad ambiente: una pérdida de votos que empeora los ya malos resultados de 2011. El balance dependerá de la piedad que se ponga en el juicio. Inquietante por la caída del PSC en Catalunya, que deja la idea de España sin un histórico valedor. Doloroso en la Comunidad Valenciana y en la ciudad de Valencia, donde no supo aprovechar el torbellino de la corrupción y se dejó comer el terreno por Compromís. Triste en el Ayuntamiento de Madrid, un lugar emblemático, donde Carmena le comió las lentejas a Carmona, y posiblemente en los últimos quince días de campaña. Alegre en Vigo, donde un batallador Abel Caballero obtiene una gran mayoría. Y alentador en la Comunidad de Madrid, donde Ángel Gabilondo sí mantuvo el segundo puesto, y hay que tenerlo en cuenta porque fue la apuesta más arries- gada y hasta virulenta de Pedro Sánchez.
El secretario general salva los muebles. No brillantemente, pero los salva, dependiendo siempre de la buena voluntad de sus adversarios internos, como la presidenta andaluza, Susana Díaz, más tranquila al ver que el PP no mantiene las mayorías absolutas de todas las ciudades de la región.
En resumen: si la ausencia de victorias del PSOE se compara con los batacazos del PP, puede sentirse satisfecho dentro de la insuficiencia. Si el referente es la pérdida de votos, el diagnóstico es más negativo. Pero si se miran los ayuntamientos y autonomías donde puede volver a gobernar, como Castilla-La Mancha y Extremadura, Sánchez puede cantar algo de victoria y ganar sin problemas las primarias de julio.
Su poder real depende de su capacidad de entendimiento con Podemos. Juntos constituyen la mayoría de izquierdas que ayer asomó en este país. Pero está pendiente el reparto de poder en decenas de negociaciones paralelas, transacciones inéditas y los cálculos que haga Pablo Iglesias de qué le interesa ante las elecciones generales. Por ese lado las elecciones empiezan ahora. Este lunes es la nueva jornada de reflexión.
Si la ausencia de victorias del PSOE se compara con los batacazos del PP, puede sentirse satisfecho