Podemos triunfa en ciudades clave y se queda a medias en las autonomías
Las listas de Barcelona, Madrid y Zaragoza, los logros de Iglesias sin su “marca”
Podemos cosechó ayer importantes victorias y algunas derrotas relativas. En términos generales, triunfaron las candidaturas municipales de unidad popular en las que el partido actuó como paraguas pero sin poner la marca. Y sin embargo las listas autonómicas propias avanzaron menos de lo que Pablo Iglesias y los suyos esperaban, de acuerdo con los resultados disponibles antes de la medianoche. Es lo que se suele llamarse una victoria agridulce, aunque con sustanciales avances o conquistas verdaderamente históricas en ciudades tan importantes como Madrid, Barcelona, Zaragoza o A Coruña.
En la campaña electoral, Podemos había echado el resto en cuatro comunidades autónomas donde no descartaba ganar y confiaba en convertirse al menos en la primera fuerza de la oposición: Madrid, Aragón, Comunitat Valenciana y Asturias. Según lo que indicaban los datos anoche, la formación emergente habría quedado cerca de esa meta en Aragón –en términos porcentuales–, con el crítico Pablo Echenique como número uno, y quedaría lejos del objetivo en las otras tres autonomías; no digamos en el resto, donde las aspiraciones eran más modestas. Los responsables de la organización no perdían la esperanza de quedar en una posición digna en la comunidad madrileña, pero a medida que transcurría el recuento la expectativa parecía más remota. El chasco fue notable en Valencia; tanto en la comunidad como en la capital, donde la lista de unidad impulsada por el partido revelación de las europeas, València en Comú, no siguió la estela de otras grandes capitales y desde el inicio del escrutinio se vio alejada del PP y Compromís.
Iglesias y sus más cercanos colaboradores extremaron la cautela desde un principio. A la pregunta de La Vanguardia de hasta qué punto Podemos se atribuiría la posibles victorias de algunas cruciales candidaturas de unidad popular o “municipalistas” sin su marca, el número dos, Íñigo Errejón, dijo: “El triunfo no es sólo nuestro, claro”, pero fueran cuales fuesen los resultados definitivos “se han roto las dinámicas tradicionales” en las relaciones de fuerzas dentro de las instituciones –entre ellas lógicamente la del bipartidismo–, precisó.
En términos similares se pronunció, en declaraciones a este diario, el secretario general de Podemos en el municipio de Madrid, Jesús Montero: uno de los principales promotores de la candidatura de Manuela Carmena. “El cambio está en marcha en España y se ha anticipado en la plaza de Madrid y otras instituciones estratégicas”, afirmó
Montero reveló cómo hace casi un año, en julio del 2014 y cuando el partido todavía celebraba su sorprendente irrupción en las elecciones a la Eurocámara, el entonces y hasta hace poco número tres Juan Carlos Monedero estaba dispuesto a encabezar una lista a las municipales de Madrid. Pero Montero apostó por Carmena y defendió que Monedero se reservara para entrar en el Congreso y desde ahí liderase un “proceso constituyente”.
La apuesta por Carmena se confirmó ayer como uno de los grandes éxitos de Podemos, aunque no en términos orgánicos puesto que la exjurista de 71 años y alcaldable siempre dejó clara su “independencia” y lideraba una agrupación electoral formada por un cúmulo de organizaciones, Ahora Madrid.
En el conjunto del Estado, Podemos logró un avance muy considerable para un partido con poco más de un año de existencia pero modesto en comparación con sus aspiraciones de “ganador”.
En la cuesta de Moyano de la urbe madrileña, punto de reunión de Ahora Madrid, la posibilidad de formar gobierno en el Ayuntamiento de la capital era lo único que importaba. A medianoche subieron a la tribuna el líder de Podemos y Manuela Carmena. Iglesias dijo sentirse “orgulloso” de Podemos como “palanca del cambio”. Y Carmena, que “ha ganado la mayoría por el cambio” y ahora se trata de “seducir” a quienes no apostaron por él.