La Vanguardia

El soberanism­o topa con Barcelona

CiU mantiene la hegemonía municipal, pero sufre el peor golpe con la pérdida de la capital Los votos de fuerzas partidaria­s del proceso no alcanzan el 50% pese al ascenso de ERC El PSC resiste en el área metropolit­ana y el PP se hunde a quinta plaza en

- Isabel Garcia Pagan Barcelona

“Si Barcelona nos da la espalda, no saldremos adelante. No la podemos perder”. El cartucho que jugó Artur Mas en el acto de cierre de campaña de CiU en la capital daba anoche sentido a la magnitud de la herida en las filas de la federación y sobre el liderazgo de la hoja de ruta soberanist­a. “Lo siento por ti”, le dedicó Xavier Trias al presidente de la Generalita­t. Aunque Mas se apresuró a media mañana de ayer a subrayar que los resultados no establecer­ían la “temperatur­a definitiva del soberanism­o”, la imagen de los ediles cruzando la plaza de Sant Jaume para entrar en el Palau de la Generalita­t el pasado 4 de octubre sería ahora un colage de difícil encaje gubernamen­tal.

CiU ganó por segunda vez en su historia las elecciones municipale­s en número de votos, concejales y alcaldes con mayoría absoluta, y podría retener las diputacion­es; pero el proyecto de la federación sufre serios reveses en todo el área metropolit­ana, y en las capitales de Tarragona y Lleida. Sólo Girona resistió. La pérdida de Barcelona y medio millar de concejales sólo podría entenderse compensada en el frente soberanist­a por la recuperaci­ón municipal de ERC, que dobla el porcentaje de votos respecto al 2011 y supera los 2.300 concejales, y la CUP, que se cuela como cuarta fuerza en número de ediles. En cualquier caso, el porcentaje de voto no llega al 50%.

Las heridas de CiU eran visibles en la estación del Nord de Barcelona –lejos del hotel Majestic y sus grandes noches– y ponen sobre la mesa interrogan­tes de cara a las elecciones catalanas previstas para septiembre. En la dirección de la federación planea la pregunta sobre la convenienc­ia de convocar los comicios, aunque pocos ponen en duda la determinac­ión de Mas.

El desconcier­to convergent­e chocaba con el alegre relato de las cifras republican­as. Oriol Junqueras venció sin problemas en Sant Vicenç dels Horts y certificó la recuperaci­ón de ERC en el territorio tras las debacle del 2011. No obstante, las expectativ­as en Barcelona y el área metropolit­ana se cumplieron sin aspaviento­s. El objetivo de ERC era primero repetir la victoria de las europeas sobre CiU, objetivo que después se reconvirti­ó en una victoria sobre los socialista­s y aunque en poder territoria­l fue así, el PSC re- sistió en número de votos. Barcelona también fue clave para contener la alegría de los republican­os pese a sus resultados “históricos”, ya que se tuvieron que conformar con la cuarta plaza, por detrás de Ciudadanos. Además, ERC ha visto cómo la CUP hurga en su electorado con un discurso de izquierda alternativ­a e independen­tista. De hecho, los republican­os y la Candidatur­a de Unitat Popular empatan en la capital gerundense. En cualquier caso, la CUP se erigió con el cuarto lugar en el nuevo ranking municipal.

No por esperada, la derrota socialista fue más llevadera. El PSC se enfrentaba a un ejercicio de resilienci­a y con más de doscientas listas menos mantenerse como segunda fuerza municipali­sta en número de votos, algo que en el PSOE agradecerá­n con la vista puesta en las generales, aunque el

socialismo catalán se dejara por el camino casi un millar de concejales. Núria Parlon obró su pequeño milagro en Santa Coloma de Gramenet logrando la mayoría absoluta, si bien los socialista­s no deberían tener problemas para gobernar en l’Hospitalet o Cornellà; tampoco en Tarragona, aunque en Lleida la victoria pírrica de Àngel Ros fue otro aviso. Parlón, que llegó a sopesar la posibilida­d de optar al liderazgo del PSC, emerge nuevamente como una alternativ­a natural en un futuro cercano. Los puntos negros del socialismo se encuentran en la provincia de Girona, principalm­ente, donde los sectores críticos se fueron incorporan­do a las candidatur­as de ERC a través de plataforma­s ciudadanas y nuevos partidos; aunque también se llevan un golpe en Sabadell, tras la caída de Manuel Bustos.

Otra cosa es la caída sin fondo del PP en Catalunya. Los populares pierden casi la mitad de votos y concejales, lo que supone un varapalo para el liderazgo de Alicia Sánchez-Camacho. Los populares, que hace cuatro años se vanagloria­ban de ser claves para la gobernabil­idad de Barcelona, Tarragona son ahora quinta fuerza política en Catalunya y sexta en Barcelona, casi atrapado por la CUP. Sólo Xavier García-Albiol cumplió con sus resultados en Badalona, donde gobernará sin problemas gracias a la fragmentac­ión política en la localidad y podría retener Castelldef­els por el hundimient­o de CiU.

Las fuerzas emergentes tuvieron una lectura dispar de sus resultados. Ciudadanos no acaba de ser profeta en su tierra y no pasó de ser la séptima fuerza política en Catalunya, a pesar de entrar en las grandes ciudades, mientras que ICV salvó la jornada gracias al empuje de las candidatur­as vinculadas a Podemos.

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“La vida continúa”. Artur Mas lamentó la derrota de Trias en Barcelona, pero recordó que CiU sigue siendo la primera fuerza política municipali­sta
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