El desafío del triplete
Luis Enrique y Messi lideran y gestionan sus parcelas para catapultar al Barça en las finales
“Ven aquí, choca esos cinco”. La imagen es muy clara. Messi y Luis Enrique felicitándose mutuamente por la Liga sobre el césped del Camp Nou. El líder del equipo y el entrenador escenificando una gran piña y un objetivo común con vistas a las finales de la Copa del Rey del próximo sábado y de la Champions del 6 de junio. El asturiano, estricto a la hora de trabajar, un león en el momento de defender a sus colaboradores y un titán de la planificación, recogió públicamente un guante que le lanzó Leo con una amplia sonrisa en los labios. Tuvieron problemas y, en vistas de los resultados, los han resuelto para encabezar este proyecto que busca el triplete y que ha situado al barcelonismo al borde del éxtasis. Se han puesto al servicio del equipo. El argentino jugándolo todo desde el episodio de Anoeta –excepto la vuelta de la Copa en Elx– y el asturiano repartiendo juego en el grupo, respetando la jerarquía y haciendo gala de una mano izquierda desconocida en su carrera de jugador y de entrenador. Con el crack contento y enchufado todo es posible.
Messi es el mejor termómetro pero ya no lo es únicamente por sus goles, sino por sus gestos, su forma de entender el juego y detectar las necesidades y solucionarlas. Si tiene que repartir asistencias y debe quedarse sin marcar no le importa, como ocurrió en las eliminatorias contra el City y el PSG. Vio bajo de moral a Neymar en Córdoba y no dudó en cederle un penalti. Una generosidad que da sus frutos. También en El Arcángel antes el brasileño había arrugado la pierna para permitirle remachar a gol a él. Y en Granada fue Suárez el que le regaló un tanto a puerta vacía.
El diez también sabe compartir el éxito. Conocedor de los códigos de un vestuario, está a la altura de los momentos. Sabe dar un paso atrás cuando corresponde y aplaudir el protagonismo de un compañero. El sábado era el día de Xavi y Messi optó por dejarle chutar las faltas en el borde del área. Son leyes no escritas. Y él las respeta y las aplica en el Barça. Leo ha entendido que necesita buenos socios.
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Lo que no cambia es que quiere jugar siempre y todo. Sólo un portero, Kameni (Málaga), ha jugado más que él (3.375 minutos) en la Liga, siendo el futbolista de campo que más ha participado. Ahora, entre todas las competiciones, Messi encadena 30 partidos como titular. Dosifica sus esfuerzos en el campo, pero sabe cuándo aparecer para ser decisivo. Suyos son los tres últimos goles.
También Totti, el ídolo del Roma, acabó congeniando con Luis Enrique. Sus rotaciones dan resultado. Y los jugadores reconocen el mérito y que sepa meterse al vestuario en el bolsillo. Lo hizo el sábado con el premio a Masip, la titularidad de Vermaelen, la reconversión en mediocentro de Sergi Roberto o el cambio de Xavi para que pudiese recibir la gran ovación del Camp Nou. Así se construye una auténtica piña.